David Olivas. Escritor

"Todas las familias tienen sus secretos y fantasmas, algunas hasta sus demonios"

  • Su novela 'El susurro del ángel' retrata el impacto que causa en una familia la desaparición de un menor

El escritor, fotógrafo y director de cortometrajes David Olivas (Albacete, 1996).

El escritor, fotógrafo y director de cortometrajes David Olivas (Albacete, 1996). / Antonio Pizarro

–En su novela, El susurro del ángel, no se detiene en el hecho, la desaparición del pequeño Biel, sino que ahonda en las consecuencias.

–Esta historia no se habría entendido si no contara también, además de la desaparición del niño, esos silencios que vive la familia y esa casa, o cómo la prensa forma parte crucial del caso, ya que gracias a ella se convierte en mediático y capta la atención del gran público. También está la figura del hermano, y su sentimiento de culpa, al entender que no hizo todo lo que debiera. Y, sobre todo, está la madre, que es la figura fundamental de esta novela. Tampoco me olvido de los abuelos, que no saben si van a volver a abrazar a su nieto antes de morir. Me interesaba reflejar como estos casos conmocionan a la familia, en su conjunto, pero también a toda la sociedad.

–Las consecuencias emocionales y psicológicas que acarrean estos casos, en demasiadas ocasiones, no forman parte del interés mediático.

–Una vez que pasan, lo que llega es el silencio, que es lo que expongo en mi novela. Cuando se apagan los focos, el dolor y el silencio quedan en la familia. Una tragedia de esa magnitud es algo inimaginable, que nos cuesta entender y asimilar.

–La realidad está muy presente en su novela. Es fácil encontrar paralelismos con algunos casos muy conocidos del pasado.

–Sí, la realidad está muy presente, porque uno de mis objetivos era el de dar voz a esas familias que han padecido casos similares. En El susurro del ángel, el dispositivo policial se llama Operación Nemo, igual que en el caso de Gabriel, el niño almeriense que fue asesinado. Me he fijado en determinadas personas reales, como puede ser la madre de Marta del Castillo. Aunque era imposible colarse bajo su piel, quise reflejar ese dolor que yo percibía en las entrevistas que concedía. A pesar de que era muy pequeño cuando ocurrió el caso de Marta, tengo grabado en mi memoria los ojos de esa madre.

–Es la historia de una desaparición, pero también es la historia de una familia, y especialmente de una madre.

–Es fundamentalmente la historia de una madre, de cómo el amor que alberga le hace pelear y luchar hasta el final, por conocer la verdad sobre el caso de su hijo. En muchos de los sucesos reales, pasado el tiempo siguen día tras día por querer hacer justicia y saber donde están sus hijos. Mi novela aborda a esa madre coraje que lucha hasta el último momento porque sabe que es la única manera de poder descansar algún día.

–Las estadísticas señalan que en un alto porcentaje de los delitos que se cometen sobre menores, los responsables son familiares directos.

–Eso es algo que me han transmitido desde el primer momento el grupo de personas que me han ayudado a escribir la novela, y que está conformado por policías nacionales, guardias civiles y mossos de esquadra. Una de las primeras cosas que hacen es sitiar la familia y verificar lo que han hecho todos y cada uno de los integrantes cuando se han producido los hechos. Y no sólo lo comprueban durante el momento en el que ocurrieron, también los vigilan muy detenidamente en el después, porque con frecuencia se precipitan y cometen errores que alertan a los investigadores. La estadística de estos delitos es muy elevada en el círculo familiar, ya que son los que mejor conocen la rutina de su entorno. Tengamos en cuenta que todas las familias tienen sus secretos, sus fantasmas, y algunas, desgraciadamente, también tienen sus propios demonios.

"Para escribir me fijé en personas reales, entre ellas en la madre de Marta del Castillo. Quise reflejar su dolor"

–El peso del tiempo, también las diferentes perspectivas que nos ofrece, juega un gran papel en su novela.

–Efectivamente, porque en la primera parte de El susurro del ángel cuento como desaparece Biel, que es un crío con menos de dos años, y la segunda ocurre en Madrid, tres años después, con la aparición de una inspectora de policía que está de baja por una fuerte depresión. Y lo que narro es el encuentro de dos madres. Una pidiendo años después que el caso de su hijo no se olvide y la otra que considera que puede ayudarla.

–¿Su vertiente audiovisual sigue estando presente a la hora de escribir?

–Al final lo que hago es contar historias, de un modo u otro. Historias que pellizquen a las personas que las leen y creo que escribo novelas porque me encantaría que llegasen a la pantalla. Creo sinceramente que mis historias pueden transformarse en series o en películas, y eso en cierto modo me permite ser mi propio director. Por eso me encanta ponerme a escribir y dar rienda suelta a lo que quiero contar, sin presión y sin tiempo.

–¿Tiene abandonada la poesía, se ha dejado seducir por la narrativa?

–La verdad es que sí. Fue mi primer libro (Serendipia), en donde mostraba al David de 18 años, el que empezó a entender qué era el mundo editorial y ahora me siento muy cómodo en la narrativa. Algo que yo entiendo como una evolución. Estoy empezando a escribir una nueva novela, que pretendo sea distinta, con un perfil más juvenil, de dos personas del mismo sexo que viven una historia de amor. Y también guardo en el cajón una historia que transcurre en Sevilla, con el escenario de la Semana Santa.

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