Muere Javier Marías

El escritor fiel a sus principios

  • El novelista, admirado en todo el mundo, se mantuvo a lo largo de las décadas como una figura insobornable  

El narrador madrileño Javier Marías.

El narrador madrileño Javier Marías. / Diego Pérez Cabeza

Se sentía acabado como autor cada vez que finalizaba un libro pero, con más de cinco décadas dedicadas a la escritura, Javier Marías ha sido uno de los nombres esenciales y más prestigiosos de la literatura contemporánea en español, un hombre crítico y siempre fiel a sus principios.

Habitual en las listas de candidatos al Premio Nobel de Literatura cada año, la extensa obra de Javier Marías, nacido en Madrid en 1951 y muerto hoy a los 70 años, fue galardonada a lo largo de su carrera con numerosos reconocimientos, uno de los cuales, el Nacional de Literatura, rechazó porque no creía que el Estado debiera hacerse cargo de este tipo de premios.

Además de los numerosos galardones que recibió durante su carrera, el reconocimiento de Javier Marías por parte de la crítica y el público se desprende de muchas cifras: autor de dieciséis novelas, además de libros de ensayos, relatos y cientos de artículos periodísticos, sus obras se han publicado en cuarenta y seis lenguas y en cincuenta y nueve países, con casi nueve millones de ejemplares vendidos.

Pero al acabar cada una de sus novelas, contaba, estaba convencido de que no habría una próxima, porque le parecía imposible acometer otra vez la tarea de crear un mundo y unos personajes nuevos. Por eso trabajaba cada página como si fuera la última.

Hijo del filósofo Julián Marías, el autor madrileño comenzó a publicar joven ya que su primera novela, Los dominios del lobo, salió por primera vez en 1971 bajo el auspicio de Juan Benet, un autor por el que Marías sentía veneración.

Le siguieron Travesías del horizonte (1972), El monarca del tiempo, El siglo (1983), El hombre sentimental, galardonada con el Premio Herralde en 2000 y con el Ennio Flaiano, o Todas las almas, Premio Ciudad de Barcelona y finalista del Médicis. Pero la consagración llegó con Corazón tan blanco (1993), considerada por algunos críticos como una obra maestra y convertida en un clásico contemporáneo.

Esta novela le supuso un "antes y un después" en su vida, pues le permitió vivir de la literatura. La supervivencia de esta historia a lo largo de los años le parecía casi un milagro en tiempos como los actuales en los que "el concepto de posteridad pertenece ya al pasado".

Corazón tan blanco fue galardonada con numerosos premios, entre ellos el de la Crítica, que volvió a recibir con orgullo en una segunda ocasión, 26 años después, con la novela Berta Isla. Porque creía que es uno de los pocos reconocimientos "de los que uno puede estar seguro de que no intervienen en él factores extraliterarios", ya que "los críticos españoles no se van a dejar influir por nada o nadie".

Algo que no hizo con el Nacional de Narrativa, concedido por el Ministerio de Cultura por Los enamoramientos en 2012, y cuyo rechazo ya había anunciado: "Si me ofrecieran algún premio estatal, no lo aceptaría", dijo tras recibir el Premio austríaco de Literatura Europea.

"No comparto ese patrioterismo generalizado, que se da mucho en España, por el que si alguien gana un Oscar, se convierte en una especie de ídolo, y si algún español gana un campeonato de un deporte al que nadie le importa, empieza a ser importante", afirmó en una ocasión.

Negra espalda del tiempo, los tres volúmenes de Tu rostro mañana (Fiebre y lanza, Baile y sueño y Veneno y sombra y adiós), Los enamoramientos, Así empieza lo malo, Berta Isla y Tomás Nevinson fueron las siguientes novelas de este escritor, que experimentó con el concepto de novela, bordeó límites e introdujo reflexiones que mezclaba con la trama y con el juego del tiempo.

Académico de la RAE desde 2008, de Marías fueron también conocidas algunas sonadas polémicas que mantuvo con uno de sus editores, Jorge Herralde, o con Elías y Gracia Querejeta que adaptaron al cine su obra Todas las almas bajo el titulo de El último viaje de Robert Rylands, y que no le gustó nada al escritor.

También era crítico con el volumen de las novelas que se publican en la actualidad y se mostraba contrario a las "novelas superficiales, con tontunas" de las que decía que había muchas: "parece que, sólo con saber leer y escribir, cualquiera puede ser novelista".

Una época actual en la que creía que se daba una "desustancialización" de la gente, "de una superficialidad que tiene que ver con las prisas y una falta de atención que empieza a ser endémica", aseguró.

Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, Marías se especializó en filología inglesa, y ejerció la docencia como profesor de literatura española en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y en el Wellesley College (Estados Unidos); y como profesor de Teoría de la Traducción en el Instituto de Lenguas Modernas y Traductores de la Universidad Complutense. Tradujo además a importantes autores anglosajones como Thomas Hardy, Joseph Conrad, Laurence Sterne, Yeats, Robert L. Stevenson y Thomas Browne.

En los últimos tiempos fueron escasas sus apariciones públicas y entrevistas aunque seguía publicando libros y artículos periodísticos. También fue elegido miembro internacional de la Royal Society of Literature (RSL), el único español hasta ahora de esta organización benéfica del Reino Unido para la promoción de la literatura.

Un autor cuya obra permanecerá en el tiempo a pesar de que, como decía, "pensar en la posteridad por parte de un escritor es ridículo y, cuanto más tiempo pasa, más ridícula es esa idea".

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