Pasados casi cuarenta años desde que Trías firmara el epílogo a estas páginas, su indagación en torno a la figura de Mann adquiere un doble interés, aparte el interés obvio que la escritura de Trías (una escritura dúctil, inteligente, musical, compleja) posee. Si por un lado está la estatura literaria de Mann, así como su concepto del creador, de la creación, de la cultura, de la Kultur, como opuesta a la Civilisation francesa; de otra parte se halla el lugar que Trías -el Trías de finales de los 70- atribuye a un escritor como Mann, y que difiere, probablemente, de la función del escritor en nuestros días.

Con lo cual, es fácil deducir que Trías le atribuyó un alto componente social a la función del escritor, como vigía de nuestros pasos por el mundo; y que dicho espacio, pasadas cuatro décadas, quizá ya no se halle ocupado por nadie. No obstante, es en el análisis de la propia ejecutoria de Mann, como eco de Goethe, como hombre impolítico, como compromisario de una forma de entender la cultura que difiere sustancialmente de la cultura francesa; es en esa finísima atención al componente implosivo, circunflejo, acaso prometeico, de la Kultur germánica, y que Trías relaciona oportunamente con la herencia calvinista de la Protesta; es, en suma, en el modo en que Mann actualiza los viejos mitos, y comprende su agónica función, su crepuscular oficio, como una forma testimonial del orden, donde Trías acierta soberanamente.

Actuando así, sin embargo, Mann operaba contra las fuerzas instintivas que, nacidas en el XIX, desordenan su siglo. En contra de Baudelaire, que escinde radicalmente la vida y la cultura, en Mann la cultura se ofrece como un umbral necesario, previo a la vida. Una vida, aún así, que la cultura nos ofrece como exterior a nuestras capacidades, y cuyo misterio es un misterio terco, hermoso e inaprehensible. En esa hendidura, la hendidura propia de Fausto, es donde Trías ha querido situar a este coloso pulcro y severo, cuya obra circuye constantemente un prejuicio, un concepto, un dictado de su siglo: la decadencia.