Ópera

El Maestranza recupera todo su aforo con 'Madama Butterfly'

  • El teatro abre el 3 de octubre su "muy ilusionante" temporada 2021/22 con la famosa ópera de Puccini, que se verá en Sevilla en una versión que acentúa su dimensión trágica

El elenco artístico y el director general del Teatro de la Maestranza, Javier Menéndez, este lunes en el escenario, con parte de la escenografía ya preparada para las funciones.

El elenco artístico y el director general del Teatro de la Maestranza, Javier Menéndez, este lunes en el escenario, con parte de la escenografía ya preparada para las funciones. / Raúl Caro (Efe)

Por primera vez desde marzo del año pasado, 1.800 espectadores –el aforo completo del teatro– podrán asistir el próximo domingo (y las restantes funciones, los días 6, 7 y 9 de octubre) al Maestranza, en la apertura de su temporada 2021/22. Esto por sí mismo es "muy ilusionante", dice el director general del coliseo, Javier Menéndez, pero es que además esta despedida de las restricciones obligadas por la sacudida de la pandemia se realizará con las funciones de Madama Butterfly, una de las grandes óperas de Giacomo Puccini –que no se programaba en Sevilla desde hacía una década– y sin duda una de las más populares del repertorio lírico universal.

La versión que se verá estos días en Sevilla –el día 7 con reparto alternativo– lleva el sello del maestro francés Alain Guingal, como director musical, y de Joan Anton Rechi, director de escena, responsable de la adaptación del libreto y responsable, por cierto, de la reposición de la Carmen de Bizet con la que el Maestranza cerró el pasado año su programación operística. Ambos coinciden en resaltar que la Madame Butterfly que podrán ahora disfrutar los espectadores sevillanos es "tan colorista como siempre, pero algo más trágica y con más vulnerabilidad".

"Puccini es, bajo mi punto de vista, un colorista. Es decir, que yo no pienso en él como un compositor verista a la manera en que lo fue, por ejemplo, Leoncavallo. En Puccini todo está hecho de colores, y en este sentido para mí está más cerca de la influencia francesa, de compositores como Poulenc, Debussy o Massenet", comenta Guingal.

No será una Madama Butterfly tradicional, avisa Rechi, que concibió esta lectura de la obra de Puccini a instancias del Festival de Peralada y la Deutsche Oper am Rhein. "Había visto muchísimas veces esta ópera, que me encanta, y siempre me parecía que se hacía como drama o como melodrama, cuando el propio Puccini, en una de sus anotaciones, hablaba de ella como una tragedia japonesa. Por eso quise destacar, esta vez, un aspecto muy importante: el destino inexorable del que los personajes no pueden escapar", explicó el director de escena.

Esto implica un cambio de escenario como de época. "Digamos que la casita japonesa se ha venido un poco arriba esta vez", bromea Rechi, que en esta versión traslada la acción en el consulado estadounidense de Nagasaki, poco antes y poco después de que la segunda bomba atómica lanzada contra Japón arrasara la ciudad. "Es una manera de hacer de Butterfly un personaje aún más vulnerable. Al sacarla de la comodidad de su casa, y al enfrentarla al momento de la caída de la bomba, se convierte en testigo y parte de una tragedia colectiva. No me interesaba tanto el concepto romántico del personaje como su desesperación y su bloqueo emocional, su condición de símbolo de la desolación absoluta. Se trataba, digamos, de llevarla al límite", detalló el director de escena sobre esta muchacha japonesa que renuncia a sus raíces, a su familia y su religión, para casarse con un teniente de la Marina estadounidense que –digámoslo en términos casi amables con él– en ningún momento llega en realidad a sentirse dispuesto a llegar tan lejos por ella.

"Habré visto 40 ensayos estos días, me dedico a esto. Bueno, pues ha habido momentos en los que he sentido una emoción incontrolable, hasta las lágrimas. Que Javier [Menéndez] no me oiga, pero yo pagaría por ver esto", dice Rechi. Buena parte de ese torrente de emoción que promete el director de escena se debe, naturalmente, a los (muchos) pasajes de Butterfly, la heroína más desgarradora creada por Puccini. Interpretarla es enormemente exigente no sólo por las exigencias técnicas, sino también porque es un papel extensísimo y extremadamente protagonista. El reto lo asume de nuevo la soprano albanesa Ermonela Jaho, que ha encarnado a Butterfly numerosas veces y en los escenarios más venerados, de La Scala de Milán al Metropolitan de Nueva York. "Los últimos tiempos nos han hecho más vulnerables, y yo siento una emoción nueva, muy profunda, de modo que todo eso aportará a las funciones algo distinto a las anteriores representaciones”, dice Jaho, cuya Butterfly, para Rechi, es "una heroína de Tennessee Williams". Carmen Solís, la soprano extremeña que debuta en la ópera supliendo a la albanesa el día 7, al meterse en la piel de su personaje, según el director de escena, es "como Anna Magnani".

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