La época del año es indiferente. Tanto si el calor aprieta o se antoja enfundarse en buen chaquetón y una bufanda de lana. Sevilla, churrera por excelencia, rinde pleitesía a sus churros o calentitos sin importar los grados del termómetro. Protagonistas de desayunos y meriendas, estas ruedas de harina, agua, levadura, aceite y sal hacen las delicias de pequeños y mayores en toda la ciudad.

Aunque con una peculiaridad. En Sevilla los churros se prefieren de los gordos. Aunque también abundan los popularmente conocidos como de patata, los más finitos, la capital hispalense muestra especial devoción ante la variedad más esponjosa de este clásico de la cocina española. He aquí un recorrido por seis churrerías de toda la vida que hay que visitar en Sevilla sí o sí:

• Los del bar El Comercio. Una de sus peculiaridades es que se pueden comer a cualquier hora del día, incluso a la hora del almuerzo, ya que su elaboración no se interrumpe dada la demanda. Precio de la ración y más detalles, aqui.
• Los del Mesón Castellano Casa Soria. Comérselos en la pequeña terracita que tienen junto a la capilla de San José, en pleno centro, es un valor añadido de estos calentitos. Precio de la ración y más detalles, aquí.
• Los de la chocolatería Virgen de los Reyes. El chocolate caliente que sirven es de elaboración propia, un gran clásico del churrismo. Precio de la ración y más detalles, aquí.
• Los del kiosco de calentitos de la Macarena. Los tienen de los de patata y también de los gordos. Los sirven en cartuchos de papel. Precio de la ración y más detalles, aquí.
• Los del Bar la Esperanza. Obra cumbre del churrismo. Muy ligeros, casi etéros por dentro y fritura muy crujiente, sin una gota de aceite. Precio de la ración y más detalles, aquí.
• Los de la Calentería de La Alfalfa. Otro clásico de la ciudad con más de 80 años de historia. Comenzó como despacho de masa frita. Más detalles aquí.