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De los ojos, tan fuertemente llorando…

  • Jan creó en 1970 'Don Talarico', un cómic que critica con humor la maniquea doctrina franquista de la Reconquista

  • 'El Poema del Mio Cid' y 'El Guerrero del Antifaz' son referentes

Don Talarico, el popular personaje de Jan.

Don Talarico, el popular personaje de Jan.

Se conoce por El Poema de Mío Cid a un cantar de gesta anónimo que relata hazañas heroicas inspiradas libremente en la vida del caballero burgalés Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, que fue compuesto alrededor del año 1200, en plena Reconquista. Es la primera obra narrativa de la literatura española, y también su único cantar épico que se conserva casi completo, y comienza así: "De los sos ojos, tan fuerte mientre lorando, tornava la cabeça y estava los catando…".

Llorando, pero de la risa, se pueden leer las historietas de Don Talarico, serie realizada por Jan que en 1970 critica la visión franquista de la Reconquista cristiana de Al-Andalus, al mismo tiempo que homenajea El Guerrero del Antifaz, el tebeo de Manuel Gago.

Jan recrea la manera de hablar de musulmanes y cristianos, con especial acierto en la burla de los tópicos y de las frases hechas. El lenguaje de la serie es decididamente macarrónico, es decir, se trata de un cruce entre el español y un latín nada académico, con un vocabulario de origen moderno latinizado. Este recurso se utiliza con finalidad humorística, parodiando textos como El Poema de Mío Cid.

El tono humorístico de DonTalarico hace que las historietas sean mucho más cercanas a La Venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca, que al mismísimo homenajeado, El Guerrero del Antifaz.

Esta serie fue creada por Jan en 1970 para la editorial Argos, concretamente para la revista Strong. El personaje fue construido sobre la base de otra serie del mismo autor, Don Viriato, y con él, Jan inauguraba un nuevo estilo de historietas ambientadas en el periodo de la recuperación de la España árabe por parte de los españoles cristianos. Don Talarico no es una desmitificación de la Historia Medieval, sino una parodia de este tipo de tebeos, donde la representación del moro prototípico queda a la misma altura que la del soldado medio de las huestes reconquistadoras. Don Talarico equipara los valores de los musulmanes y de los cristianos, mostrándose el materialismo imperante entre los soldados de ambos bandos, ya que realmente guerreaban por sus tierras, no por sus religiones, sus banderas o sus patrias. Como se ambienta en la España de la Tres Culturas, también aparecen en sus páginas los prestamistas y banqueros judíos, aunque en un discretísimo segundo plano.

Don Talarico es una crítica de la doctrina franquista sobre la Reconquista, que enseñaba la radical separación de los moros y los cristianos, y la maniquea representación de la maldad de los primeros y la bondad de los segundos. La obra ridiculiza los tradicionales principios del honor, caballerosidad, cristiandad y patriotismo medievales, y exagera el idealismo de los líderes de la contienda en uno y otro bando, poniendo de manifiesto la indiferencia de los soldados, obligados a luchar carentes de ideales.

En forma de comedia medieval, Don Talarico nos sitúa entre los siglos XIV y XV, en la época de la Reconquista, contra la ocupación musulmana de la península Ibérica. El protagonista, que intenta por todos los medios demostrar su valía ante su rey, se verá en situaciones como la defensa de un puente, justas contra adversarios de enjundia, asaltos a castillos, la llegada de una nave como máquina del tiempo, la concesión de blasón propio a Don Talarico, un cocinero metomentodo y la propuesta de matrimonio de Don Talarico a la poco agraciada Doña Sancha.

En la serie Don Talarico, Jan muestra maneras poco habituales en los tebeos humorísticos españoles de 1970: se aleja del chiste alargado con gag al final. Además, sólo con mirar por encima estas páginas, podemos ver cuáles eran las limitaciones de los dibujantes de Bruguera: rotulación mecánica frente a rotulación manual, viñetas minúsculas frente a grandes viñetas con fondos, etcétera. Con este Don Talarico se puede comprobar que fuera de Bruguera había autores innovadores, con una manera fresca de entender el cómic humorístico. Las aventuras narradas en Don Talarico son aptas para todos los públicos, aunque con segundas lecturas para los adultos.

Juan López Fernández, más conocido como Jan, es un historietista español (Toral de los Vados, León, 1939), creador de personajes como Pulgarcito y Superlópez.

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