Cómics

Mutantes, ¡reuníos!

  • Con el gran formato que la historia merece, conoceremos mejor a los miembros de uno de los grupos de superhéroes con más carisma en el mundo del cómic

Detalle de una viñeta del volumen.

Detalle de una viñeta del volumen.

Todas las historias tienen un principio, ¿verdad? Pues bien, en el vasto Universo Marvel, creado como todos sabemos por los insignes Stan Lee, Jack Kirby, Steve Ditko, entre otros, siempre ha habido espacios argumentales en blanco que rellenar. Y uno de ellos es el que está incluido en este enorme formato que Panini puso a la venta hace unos meses y que pretende encerrar entre sus páginas Grandes Tesoros Marvel, como su propio título indica (Estela Plateada: Parábola, Loki).

Como parece que las cosas están volviendo a la normalidad (nueva o no), llega a las librerías La Patrulla – X: Hijos del Átomo, un volumen que recopila la miniserie firmada a finales del pasado siglo por un cuarteto de grandes nombres de la viñeta: Joe Casey, guionista de sobrada reputación, que en aquellos ya lejanos tiempos escribió páginas y páginas protagonizadas por los principales héroes de La casa de las ideas, desde Hulk, Iron Man, Thunderbolts, Capitán América hasta los miembros de la franquicia más exitosa, la mutante, Lobezno, Cable o los mismísimos X-Men.

Y está claro que ante tan especial proyecto como era el de narrar la vida de los que serían primeros estudiantes de la Escuela de Charles Xavier para Jóvenes Talentos tenía que colocar en el apartado gráfico a un gran nombre de las viñetas. Y la elección no pudo ser más acertada.

Steve Rude, dibujante que nos había llevado de la mano de su héroe Nexus a través de mil y un mundos y galaxias, en una aventura espacial, junto a su partenaire creativo, el guionista Mike Baron.

El estilo gráfico de Rude, que es un híbrido, mezcla de Norman Rockwell y Alex Toth, con pinceladas kirbynianas, le viene a la perfección a este relato, y su versión de los protagonistas creo que es una de las más acertadas que nunca se han llevado al papel.

Y es que esta no es una historia de superhéroes, sino un relato que se enmarca dentro de la cotidiana existencia de cinco jóvenes que acuden al instituto...

Scott Summers que, encorvado, trata de pasar desapercibido ente la multitud de compañeros, ocultando su oscura situación, rehén de un criminal que lo está obligando a cometer robos, ayudándose de cierta capacidad especial que este chico posee.

Hank McCoy, grande en estatura y fama, es el héroe deportivo del lugar, admirado a partes iguales por los chicos y las mu- chachas que se disputan sus atenciones. Pero en el fondo hay algo más, otra cara que éste trata de esconder si no quiere ser repudiado.

Bobby Drake, el benjamín del grupo que, sentado al final de la clase, recibe las chanzas y bromas de algunos de los gamberrillos del instituto, mientras en su interior crece un frío imparable, gélido.

Warren Worthington III, joven de padres millonarios que en mitad de la noche surca los cielos de la ciudad con la gracilidad propia de las aves y se ha convertido en el ángel de la guarda de todos aquellos que se encuentran con el crimen de frente.

Y finalmente, Jean Grey, la inocente muchacha que juguetea en su jardín, haciendo levitar las hojas y pétalos de las flores como si esto fuera lo más normal del mundo...

La existencia de este quinteto de protagonistas está a punto de dar un vuelco, ya que la situación ante la posible amenaza que supone la existencia de los mutantes hará que un misterioso hombre en silla de ruedas se convierta, desde las sombras, y con la ayuda de un agente del FBI apellidado Duncan, en su protector.

Mientras, la escalada de odio e incomprensión va subiendo grados gracias al discurso de un hombre, William Metzger, que ha creado la Milicia Anti mutante y que, como todo buen villano, tiene una terrible agenda secreta.

Y como guinda del pastel, un misterioso tipo está observando también la situación, y cada vez que interviene ofrece una clara imagen de que se trata de alguien muy, muy poderoso.

Pero al principio de la reseña os comentaba que los autores de este cómic había sido un cuarteto. Pues bien, tras los tres primeros números de esta miniserie de seis, Steve Rude vino a ser sustituido por otro dibujante cuyo camino también se había cruzado en el pasado con los X-Men. Se trata, claro está, de Paul Smith (Leave is to chance) que, curiosamente, también había ilustrado algunos números de Nexus.

Para rematar la faena, un bisoño ilustrador croata, desconocido hasta el momento, que cumple su labor con profesionalidad y que en un futuro nos dejaría boquiabiertos a los lectores de colecciones pertenecientes a la franquicia mutante o su espectacular trabajo en Thor, entre otras maravillas, Esad Ribic.

Una obra ésta que demuestra que tras esos coloridos uniformes y espectaculares poderes se esconden personas, con sus traumas y problemas propios.

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