cómics

Las mil y una noches

  • Goscinny firma con Tabary las historietas del malvado visir Iznogud, antecesor del cruel Jafar de Disney en 'Aladdin'

  • La serie nació en 1962 en la revista 'Record' y pasó a 'Pilote' en 1968

Detalle de la portada de la obra.

Detalle de la portada de la obra.

Todo el mundo ha oído hablar en alguna ocasión del libro titulado Las mil y una noches, célebre recopilación de cuentos de tradición islámica medieval. Este libro retrata un ambiente imbuido de magia y fantasía, y desde su primera traducción al francés en el siglo XVIII dejó una profunda huella en el imaginario occidental. La gran responsable de su popularidad actual es la película Aladdin (1992) de Disney, aunque en el ámbito de los videojuegos no debemos desmerecer a Prince of Persia (1989).

La película y el videjuego versionan a Jafar, un visir cruel y despiadado que, especialmente desde el Califato Abasí (750-1258), fue ganando poderes cada vez más absolutos por los que actuaba como brazo ejecutor del califa histórico Harun al-Rashid (766-809), personaje recurrente en Las Mil y Una Noches.

En cómic existe con anterioridad un homenaje a dicho visir, que además cuenta con la peculiaridad de ser el mismísimo protagonista de la historieta: Iznogud (1962), de René Goscinny (también guionista de Astérix el Galo) y Jean Tabary. Iznogud es un hombrecillo de metro y medio de estatura, larga y puntiaguda nariz y una barba estrecha y prominente que ostenta el título de visir del Califato de Bagdad.

La serie funciona muy bien, pese a que su protagonista es un hombre irredimible en todos los aspectos. Iznogud no sólo es un tipo malvado, sádico y sin escrúpulos, sino que también es un cretino incompetente que no da una. Su propio nombre es un juego de palabras con el inglés he's no good, que significa tanto "no es bueno" como "no sirve para nada". Es un inútil en el más amplio sentido de la palabra.

Iznogud sólo tiene un pensamiento: "Quiero ser Califa en lugar del Califa", frase que repetirá en cada capítulo, con un gran impacto en Francia, donde se usa a menudo la frase original, Je veux être Calife à la place du Calife, para burlarse de trepas y arribistas.

El califa al que Iznogud quiere usurpar el trono es Harun el Pussah, una persona justa y henchida de bondad, y por ello aclamado por todo el pueblo de Bagdad, pero incapaz de ver que su visir conspira constantemente contra él. Su nombre está inspirado en el califa histórico antes citado, Harun al-Rashid.

Iznogud casi siempre cuenta con un importante repertorio de elementos mágicos que podrían serle de suma utilidad para cumplir sus fines: desde seres con poderes sobrenaturales como magos y genios hasta diversos artefactos como alfombras voladoras, babuchas mágicas, sombreros, puzzles mágicos, diamantes de la desdicha y hasta una cámara fotográfica mágica, entre muchos otros. Cada uno de sus intentos culminará con una gran desgracia para el desdichado visir. No es de extrañar que su fiel criado Dilat Larat (dilater la rate, es decir, "dilatar el bazo" en francés) intente disuadirle en vano.

Iznogud es el antihéroe por antonomasia. Las leyes promulgadas por él mismo incluyen torturas, empalamientos y otros castigos. Es un ser mezquino que detesta la alegría y la bondad. Además, los impuestos que exige a los contribuyentes de Bagdad son extremadamente onerosos y su único fin parece ser el de saciar la codicia de Iznogud. Por lo tanto, no es de extrañar que el pueblo entero profese hacia él un odio visceral. Sin embargo, Goscinny logra que los continuos fracasos de Iznogud lleven al lector a la extraña sensación de sentir lástima por él y de desear que alguna vez le salga algo bien.

La serie fue creada en 1962 para la revista Record. Inicialmente se tituló Las aventuras del califa Harún El Pussah (Les aventures du calife Haroun El Poussah). Tras la desaparición de la revista Record, la serie empezó a publicarse en la revista Pilote en 1968, al mismo tiempo que los autores se dieron cuenta de que el visir Iznogud era una mina y cambiaron tanto el enfoque como el título. Tabary continuó la serie una vez fallecido Goscinny en 1977. La seguirá publicando hasta su muerte, en 2011, año en que la continúan sus tres hijos: Muriel, Stéphane y Nicolas Tabary, también historietistas.

En 1995, este cómic se lleva a dibujos animados en una teleserie de cincuenta y dos episodios, dirigida por Bruno Bianchi. En 2005 se estrenó una película francesa con actores reales, entre ellos Elsa Pataky.

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