Cómics

Castillo de naipes

  • Cuatro amigos. Un secreto y varias mentiras. Una agencia de investigación… Piezas de un absorbente puzzle de temática criminal

Detalle de la portada del cómic.

Detalle de la portada del cómic.

Para los amantes de los relatos noir, novela negra, sería un auténtico shock si al principio de su lectura se encontraran, de golpe y porrazo, con que personajes tan emblemáticos de este género, detectives, murieran en las primeras páginas. Sam Spade, Philip Marlowe, Mike Hammer morderían el polvo sin poder hincarle el diente a un nuevo caso que se abría ante ellos…

Pues precisamente la trama de Máxima discreción se abre así. En medio de un hogar español de lo más normal, la familia de Daniel, el detective en cuestión, se prepara para pasar una tarde de cine. Y sin previo aviso se inicia el drama. Una pieza de dominó que empujará a las otras, en una caída imposible de controlar.

El remordimiento es la piedra más pesada que puede soportar una persona, y en el caso de Antonio, uno de los amigos más cercanos, será su vía de escape, una manera de pedir perdón, ahora que ya es demasiado tarde para él y todos.

Y con todos me refiero a sus socios en la exitosa empresa de importación ABCSA, Bernardo y Carlos que, como perros acorralados, se van a revolver, intentando encontrar una solución al problema que ellos mismos han creado ocultando un secreto que puede acabar con todos los sueños de grandeza del trío de, hasta entonces, amigos.

El reloj corre en su contra y la desconfianza hará que la tragedia se amplíe, salpicando a todas las piezas de este oscuro juego.

Y será precisamente uno de los peones sobre el tablero, Gloria, la viuda de Daniel, la que tenga que calzarse una imaginaria y bisoña gabardina de detective, tirando de valor y algo de suerte, acompañada por Fanny, policía con la que tiene alguna cosa en común, tal vez demasiadas e intentar averiguar qué hay tras la muerte de su marido. Un frágil castillo de naipes que se derrumba por momentos y amenaza con enterrarlos a todos.

Hablar de Andreu Martín, para mí como lector, es dirigir la mirada hacia la estantería de mi biblioteca donde atesoro gran parte de su obra como escritor, como uno de los 'padres' de la novela negra, criminal en nuestro país, cosa que no voy a descubrir a estas alturas, claro está.

Aquí ha construido una trama que funciona a la perfección, como un reloj suizo recién comprado, y que nos habla de temas muy actuales, que por desgracia no pasan de moda. La ambición, el ansia por acumular riqueza a costa de lo ilegal. Los secretos, los grandes y los pequeños, los de andar por casa. Ambos igual de reprochables, y peligrosos.

Junto a Martín, Alfonso López, un dibujante con una larguísima trayectoria, una profunda convicción social que ha reflejado en muchas de sus obras. En esta, su trazo se vuelve rápido, muy suelto, como la velocidad a la que se desarrolla la absorbente trama, transformando metafóricamente en ocasiones a sus personajes en lo que son en el fondo, lobos atrapados en su propia trampa, un cepo del que no van a poder escapar.

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