Cómics

Ajenas

  • A algunos les da por coleccionar sellos, a otros monedas… Pero aquel curioso tipo recopilaba historias de otros

Portada del cómic.

Portada del cómic.

Como un cazador a la busca de su presa, el orondo protagonista recorre las calles de la ciudad, olfateando posibles 'víctimas' a las que sacar un recuerdo, una narración que incluir en su ya enorme biblioteca. Él es, a fin de cuentas, un lienzo en blanco, sin pasado, presente y futuro. Un tipo vacío que necesita llenarse de lo que le ha ocurrido a los demás, sin otro objetivo en la vida.

A lo largo de su periplo, o extrayéndolas de sus biblioratos, vamos a conocer que los celos de un pobre hombre sentado en un bar no conocieron límites, perdiendo lo que más quería.

O la secreta venganza de Grande, parte de un dúo cómico, siempre golpeado, objeto de las risas y bromas de su partenaire, al que le tiene preparado un regalo que nunca olvidará.

La casualidad hace que el camino del protagonista se cruce con una nueva historia, la de un ladrón con ínfulas artísticas que no va a olvidar nunca del día que le conoció…

¿Qué es lo peor que le puede pasar a un humorista? Perder el favor del público trajo la sombra y tragedia a la vida de Felipe Nosepo, pero no sería lo único malo que le ocurra. Su representante, narrador de esta historia, va a tener un papel muy importante en su destino.

Y así, este 'oidor' de dramas, crímenes, secretos inconfesables finalmente confesados pululará por bares, trenes, callejones, barrios en cuyas paredes la incongruencia de las pintadas apelan tanto a la afirmación como a la negación. Paso a paso, relato a relato, cínico como pocos, recibirá su ración en el momento que encuentre una peculiar tienda de antigüedades en la que conocerá a dos singulares personajes llamados Ezra Wisnton y Mort Cinder, y esa mancha blanca e inexpresiva que es el rostro del Buscavidas se altere como nunca pensó que lo haría.

Es lo que tiene internarse en las historias, hay algunas que te marcan para siempre…

La evolución gráfica del artista uruguayo Alberto Breccia es brutal en este libro, donde abandona de una vez la figuración para lanzarse de cabeza a un mundo de manchas, de blanco y negro puro, trazos de pincel que parecen haber arado los rostros de muchos de los protagonistas de los relatos, haciendo innecesario conocerlos por dentro, ya que como suele decirse “la cara es el espejo del alma”, y en el caso de los personajes de Breccia, expresan perfectamente cómo son con tan solo echarle un vistazo a sus rostros y cuerpos.

Carlos Trillo, gran guionista que cultivó todos los géneros con infinidad de dibujantes (obligado recuerdo a sus obras con Horacio Altuna, Eduardo Risso, Mandrafina…), en el caso de Buscavidas saca su vena más sarcástica, retratando a una galería de personajes, incluido el orondo y cínico protagonista que representan lo peor de lo peor, a excepción del gran homenaje que la pareja de autores hace a Héctor Oesterheld, guionista desaparecido y asesinado por la represión militar en Argentina, con el que el propio Breccia trabajó en una revisitación de su Eternauta. Trillo y Breccia ponen palabras y rostro a esa curiosa pareja formada por Mort Cinder y Ezra Winston. Genial colofón a esta colección de relatos.

Esta edición, que se puede considerar definitiva, se completa con los bocetos, meros apuntes a veces, con curiosas anotaciones en muchas ellas, de las páginas del cómic. Una ocasión única de conocer uno de los procesos de Noveno Arte, de mano de uno de sus grandes nombres, Alberto Breccia.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios