Los consejos de Alice | Crítica

La política, probablemente

Fabrice Luchini y Anaïs Demoustier en una imagen de 'Los consejos de Alice'.

Fabrice Luchini y Anaïs Demoustier en una imagen de 'Los consejos de Alice'.

Se inscribe esta película en una doble tradición del cine galo que mira de frente a la política real y se articula en una de esas relaciones bidireccionales entre maestro y discípulo que ayudan a conocer un universo desde dentro y en unas dinámicas personalizadas.

Los consejos de Alice nos lleva así al prosaico y concreto territorio de la política municipal de una gran ciudad francesa como Lyon, a un universo de protocolos, asesores, jefes de gabinetes, coches oficiales, despachos, reuniones, recepciones y ruedas de prensa que Nicolas Pariser (El gran juego) traza desde una aséptica distancia sin aparente intención de sátira o parodia. Más bien al contrario, su película parece reivindicar el noble arte de la política y el servicio público en una época de descrédito y ascenso de los extremismos desligitimadores del sistema, y lo hace desde la pasión (enfriada) por las ideas y la palabra, principales ejes vertebradores y elocuentes méritos de una película que no destaca precisamente por su puesta en escena y sí por la convicción de sus personajes en manos de dos extraordinarios intérpretes, el veterano Fabrice Luchini y Anaïs Demoustier, el alcalde y su nueva asesora, entregados a la tarea del intercambio dialéctico, el aprendizaje recíproco y la lucha contra el escepticismo.

Los consejos de Alice es, por tanto, una película sobre la política con mayúsculas teóricas sustentada por apenas dos personajes que verbalizan un universo en crisis y lo cuestionan desde su propia experiencia encaminada hacia una posible y franca amistad, un filme cimentado sobre una cierta objetividad narrativa y una palabra filosófica que, si bien aún cree firmemente en el socialismo como tabla de salvación de una cierta idea del ‘progreso’, puede valer igualmente como combativo manifiesto sobre esos valores democráticos europeos amenazados desde la derecha y la izquierda.