Crítica de Cine

Muchos efectos y pocas nueces

Scarlett Johansson, en una escena de esta adaptación al cine del famoso 'manga' de Masamune Shirow.

Scarlett Johansson, en una escena de esta adaptación al cine del famoso 'manga' de Masamune Shirow.

Si el amable lector cree que el manga es un arte mayor capaz de alcanzar las más altas cumbres, comparable por la excelencia de sus resultados a las artes llamadas tradicionales; si cree que Masamune Shirow es uno de sus genios y que su obra Ghost in the Shell, publicada a partir de 1989, y sus adaptaciones a dibujos animados de 1995 y 2004 por Mamoru Oshii son eso que se llama objeto de culto (y que casi siempre se aplica, desconcertantemente, a un producto sobrevalorado por la devoción de sus incondicionales), ésta podría haber sido la película de su vida. Pero parece que no es así porque los fans del manga son muy exigentes en cuanto a la fidelidad de las adaptaciones de sus clásicos a la pantalla y ésta ha defraudado a muchos de ellos tanto como Shakespeare in love o Romeo + Julieta pudieron defraudar a Harold Bloom.

Pero si el amable lector no es un devoto del manga ni un exigente fan de Shirow y Oshii, y sí un aficionado al cine chimpún de efectos especiales y palomitas, es muy posible que le entretenga esta cosita cyber-punk ambientada en un mundo en el que se están borrando las diferencias entre los seres humanos y las máquinas. Está dirigida por Rupert Sanders, un señor que debe de tener algún problemilla de maduración porque su anterior y primera película fue la desastrosa Blancanieves y la leyenda del cazador. Poco de la poesía del cuento de los hermanos Grimm sobrevivió en aquella película como, según afirman los expertos, no mucho del manga de Shirow sobrevive en esta adaptación de Ghost in the Shell.

Aunque gracias al concienzudo trabajo del mediocre guionista William Wheeler (La gran estafa, El fundamentalista reticente) se han aplanado y lijado las rugosidades filosófico-existenciales de las aventuras de la agente ciborg, la producción ha querido dar un toque de distinción al reparto uniendo a una suculenta Scarlett Johansson que parece estar en cueros, a Takeshi Kitano y a Juliette Binoche. Espectacular y cara cáscara vacía -seguro taquillazo- que dilapida un original con mayores posibilidades.

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