The trip to Greece | Estreno en Amazon Prime

Dos viajan y envejecen juntos

Steve Coogan y Rob Brydon en un nuevo viaje, esta ver en Grecia.

Steve Coogan y Rob Brydon en un nuevo viaje, esta ver en Grecia.

Primero una serie de televisión (BBC) luego convertida en largometraje, The trip reunía hace ahora diez años al prolífico y resolutivo director británico Michael Winterbottom y a sus compatriotas los actores Steve Coogan y Rob Brydon, que ya habían trabajado juntos a sus órdenes en Tristram Shandy: a cock and bull story, en un curioso formato a mitad de camino entre la road movie de colegas, el reportaje turístico-promocional sobre las bondades de la Historia, la cultura y la gastronomía local y el drama autoparódico sobre la propia profesión actoral en una fórmula ciertamente dúctil y efectiva que ha tenido continuidad por paisajes italianos (2014) y españoles (2017) y que ahora desembarca en una Grecia de postal y calas de agua color turquesa tras la pista de Ulises en la Odisea.

The trip to Greece trae más de lo mismo pero no por ello es desdeñable: los trasuntos ficcionales de Coogan y Brydon se van haciendo viejos ante nuestros ojos y entre sus chistes e imitaciones de grandes estrellas de cine, dos actores entregados una vez más a este ejercicio especular que, sin embargo, deja entrever más verdad de lo que el escueto y a buen seguro esquemático guion de Winterbottom haya podido poner por escrito.

Más allá de los menús degustación en hoteles y restaurantes con encanto y de las visitas de obligado cumplimiento y cita culta, esta saga parece ya, y se agradece, un mero pretexto para reunirse de nuevo y celebrar la (buena) vida, un ejercicio autoconsciente de postureo turístico en el que el canto a la amistad, la profesión y los defectos en el espejo (del otro) van abriendo paso poco a poco a la melancolía (ya se encargan las músicas de Nyman, Glass, Richter o Strauss de reforzarlo) y a ese pequeño drama del desfase de una generación masculina que busca adaptarse a los nuevos tiempos con todas sus lacras y contradicciones.

Seguimos y seguiremos viendo mientras prosigan estos viajes por el mero gusto de acompañar una vez más a dos enormes comediantes en pleno dominio de facultades y en el filo de la navaja de lo escrito y lo creado ante la cámara, dando rienda suelta a su particular y entrañable pique de egos, mezquindades, inseguridades y temores que no terminan de esconderse por más payasadas que estén dispuestos a seguir haciendo superada ya la segunda mitad de la cincuentena.