Elis, la voz de Brasil | Crítica

Del esplendor a la melancolía

El interés del cine por los ídolos (caídos) del pop suele ser directamente proporcional a las estrechuras del formato biopic mascadito para todos los públicos con trazas simplificadoras y wikipédicas.

No escapa del modelo convencional y sus hechuras aseadas de pulcra recreación de época este filme sobre la más grande de sus cantantes populares, aquella Elis Regina (1945-1982) que se movió entre el esplendor y la melancolía a través de un puñado de canciones memorables, varios discos de oro y apenas dos décadas de carrera que se recuerdan hoy como parte esencial de la mitología de la Música Popular Brasileña.

Así, desde la l

legada desde Porto Alegre a Sao Paulo acompañada por su padre hasta la fatídica muerte fruto de una sobredosis de alcohol y drogas en pleno proceso depresivo, Elis no se deja atrás ninguno de los highlights de su biografía, desde los éxitos en los primeros festivales de la canción a sus matrimonios fallidos con el compositor Ronaldo Bôscoli y el pianista César Camargo Mariano, de su poderío vocal y escénico en una época de productores, arreglistas y contratos leoninos a las veleidades experimentales de su última etapa de empoderamiento y liberación, tampoco su controvertida relación con la censura y los estamentos oficiales el régimen militar y el rechazo que ésta provocó entre los sectores más izquierdistas e intelectuales de su entorno.

Por suerte, Andréia Horta se apropia del personaje con innegable energía, carisma, parecido razonable y capacidad para clavar los gestos y el playback, principal asidero junto a los generosos números musicales para no apearse de una película que se nos antoja demasiado previsible y convencional, justo lo que nunca fue la propia Elis.