Ofrenda a la tormenta | Estreno en Netflix

El bucle del Baztán

Marta Etura (en el centro), en una imagen de 'Ofrenda a la tormenta'.

Marta Etura (en el centro), en una imagen de 'Ofrenda a la tormenta'.

Estrenada directamente en Netflix, donde a buen seguro tendrá más recorrido que en las actuales salas españolas funcionando bajo mínimos, Ofrenda a la tormenta cierra la Trilogía del Baztán, basada en los best-seller de Dolores Redondo, con la misma fórmula de diseño e impostura de género de sus predecesoras El guardián invisible y Legado en los huesos. De hecho, uno duda si no se trata de una única y alargada película partida en tres partes que, de igual forma, podría haber sido una mini-serie de lujo desde un primer momento.

Un lujo que no tiene tanto que ver con sus calidades dramáticas y narrativas, muy escasas, como con el envoltorio del producto, prolijo en atmósferas brumosas, nocturnas y saturadas, y marcado por un constante juego trilero al gato y el ratón a propósito de la vieja mitología navarra, las sectas satánicas y los conflictos personales de la agente Salazar (Marta Etura), nuestra particular Clarice Starling de Elizondo, enfrentada a sus propios fantasmas familiares al tiempo que intenta resolver de una vez por todas el caso de la desaparición y las muertes de recién nacidos en la zona.

A poco que uno rasgue bajo el vistoso e importado envoltorio de diseño de producción, nada hay realmente salvo clichés y lugares comunes vacíos en este policiaco glocal a mayor gloria de la film commission de turno y escaso lucimiento o inevitable ridículo de unos intérpretes abocados a recitar sus esclerotizadas líneas de diálogo y poner tono trascendente en cada una de sus intervenciones, por muy banales y prosaicas que sean.