Comedia paródica, España, 2009, 85 min. Dirección: Javier Ruiz Caldera. Guión: Paco Cabezas y E. Lizarraga. Fotografía: Óscar Faura. Música: Fernando Velázquez. Intérpretes: Alexandra Jiménez, Carlos Areces, Silvia Abril, Joaquín Reyes, Eduardo Gómez, Luis Zahera, Michelle Jenner.

Íbamos a ver Spanish movie con la misma ilusión del niño travieso que espera detrás de una esquina a que estalle el petardo que acaba de meter en una papelera: son muchos los años que llevamos denunciando y aborreciendo la deriva del cine español oficial, en sus exitosas e inanes fórmulas imitativas, en su simbiosis con los formatos televisivos, en su querencia por un realismo social tímido y ramplón, en su desvaído star system, en su desprecio, en fin, por las formas o la puesta en escena como herramientas de sentido.

Ya el simple hecho de parodiar algunos de los títulos que han alimentado nuestras peores pesadillas, de Mar adentro a El orfanato, excitaba nuestros instintos más malévolos, deseosos como estábamos de ver agasajada nuestra inquina en una sucesión de gags y escenas cómicas capaces de sacar punta satírica al asunto del cine español y de poner en su sitio a tanto cineasta genial y a tanta película saludada por la Academia.

Eran tantas nuestras ganas que la decepción y el desconsuelo han sido, si cabe, mucho más grandes. Y es que esta Spanish movie de ingenioso concepto y generosa producción (televisiva) patina por esa pendiente a la que van a parar las parodias blandas que, más allá de ser críticas con su objeto de mofa, acaban por condescender, en su reconocimiento, con las esencias del original. Le falta a esta película de Ruiz Caldera la inteligencia, la comicidad y, sobre todo, la mala leche que hagan de ella un artefacto capaz de desenmascarar los mecanismos sobre los que se asienta el estatus quo que ha hecho del cine español una marca del autobombo y la falta de autocrítica.

No basta, como así se ha hecho, con ensamblar secuencias ilustres de no menos ilustres títulos para que la cosa funcione; no basta, y lo lamentamos, con convocar a la fiesta a los mejores parodistas de nuestro tiempo (Muchachada Nui) para ponerlos al servicio de un guión desquiciado y excesivamente digresivo que copia los peores defectos de las sagas de Zucker, Abrahams o Wayans para organizarse en un caos imposible que, a la postre, se empeña en hilvanarse con tan poca fortuna como gracia.

Spanish movie apuesta antes por el chiste fácil que por una reelaboración formal de los materiales con los que juega, de la misma forma que se contenta con convocar a la pasarela nostálgica (Joselito, Chiquito de la Calzada, las músicas sesenteras de Algueró y Santisteban, las canciones de Rocío Jurado) y mediática (aquí están, en confortable mezcla, los clanes de Buenafuente y Joaquín Reyes, además de los cameos de Álex de la Iglesia o del propio Amenábar) para guiñarle un ojo al espectador por el camino más corto.

Agotados a las primeras de cambio y sin perspectivas de redención en el desarrollo, muy pronto empezamos a añorar el espíritu de aquel glorioso sketch de La hora chanante en el que se parodiaba al más serio y santo de nuestros cineastas, Víctor Erice, y al no menos respetado pintor Antonio López en El sol del membrillo.