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El Scorsese más espiritual regresa con 'Silencio'

  • El director retrata la persecución al cristianismo en el Japón del siglo XVII. El cineasta estrena al fin un proyecto deseado desde hace casi tres décadas.

Liam Neeson tiene un breve pero decisivo papel en 'Silencio', el último trabajo de Scorsese.

Liam Neeson tiene un breve pero decisivo papel en 'Silencio', el último trabajo de Scorsese. / d. s.

Martin Scorsese ha recuperado en Silencio su lado más espiritual e intimista, pero con una narración épica en la que la fe es el centro de una historia que el realizador estadounidense ha tardado casi 30 años en poder llevar al cine.

Protagonizada por Andrew Garfield y con la participación de Adam Driver, Liam Neeson o el japonés Tadanobu Asano, en Silencio -que se estrena hoy en España- Scorsese traslada física y mentalmente al espectador al Japón del siglo XVII, a la persecución de los curas católicos que trataban de evangelizar el país y, sobre todo, a la lucha interior del padre Rodrigues (Garfield).

"Leí el libro en 1989 y a continuación hice Uno de los nuestros, donde desarrollé un estilo muy veloz, con imágenes a todo trapo. De ahí pasé a Casino, para ahondar en ese estilo, y cambié de tercio para encontrar una nueva manera de expresarme visualmente con La edad de la inocencia. Después, volví a cambiar para El lobo de Wall Street. En todo ese periodo, mi manera de ver el mundo y mi manera de contar una historia sencillamente se encontraron".

Así lo explicaba Scorsese en la presentación en Nueva York de una película que necesitaba una forma de narrar especial, una mezcla de intimismo y grandiosidad que le permitiera mostrar el contraste entre la violenta persecución, tortura y asesinato de los sacerdotes y la búsqueda interna de la fe tanto de los curas como de los creyentes japoneses.

Una adaptación para el cine de la novela homónima de Shusaku Endo publicada en 1966 y que cuenta la persecución de los cristianos ocultos, los llamados kakure kirishitan, herederos de los más de 300.000 japoneses convertidos tras la introducción de esta religión en Japón por el misionero español San Francisco Javier en 1549.

Silencio se centra en la llegada a Japón de dos jesuitas portugueses, Rodrigues (Garfield) y Garupe (Driver), que buscan al padre Ferreira (Neeson), su mentor, desaparecido tras ser apresado por los japoneses.

Rodada en unos espectaculares paisajes de Taiwán, la película alterna preciosistas planos con muchos momentos íntimos y silenciosos que muestran el doloroso proceso de unos sacerdotes que luchan contra el abandono por parte de su Dios.

Aclamada por la crítica, que la considera la mejor película de Martin Scorsese en años y superior a sus anteriores incursiones en el mundo religioso -La última tentación de Cristo y Kundun-, los premios han dado sin embargo la espalda al realizador hasta ahora.

Ninguneada en las candidaturas a los Globos de Oro, que se consideran el primer examen importante antes de los Oscar, Silencio ha sido incluida entre las mejores películas del año por los críticos de Boston o por el American Film Institute, pero sin embargo no ha conseguido nominaciones en los principales galardones.

A la espera de que se desvelen los aspirantes al Oscar -que se anunciarán el próximo 24 de enero-, las opciones de premios más claras parecen las de Garfield, que este año ha destacado en Silencio y en Hasta el último hombre, la película de Mel Gibson en la que también interpreta a un personaje muy religioso. Por el momento no parece que la Academia vaya a concederle otro Oscar a Martin Scorsese, que pese a ser uno de los nombres imprescindibles del cine actual sólo tiene uno y no precisamente por su película más memorable, Infiltrados.

Quien sí tiene posibilidades es el mexicano Rodrigo Prieto, director de la impresionante fotografía de una película en la que la estética es esencial para que el espectador se contagie de la espiritualidad de la historia.

Una historia que, en opinión de Adam Driver, se ve perfectamente reflejada en la actualidad. "Nada ha cambiado respecto a aquella época. Hay aún grandes poderes que persiguen a gente, gobiernos que apuntan a un grupo de personas y las acusan; se sienten completamente justificados, moral y espiritualmente".

Eso fue lo que más le interesó del proyecto cuando le llegó el guión. "Ese tipo de devoción no se ve a menudo en el día a día, especialmente en estos tiempos donde ya nada parece que signifique nada. Para los personajes de la película, las acciones y las palabras significan algo, y esa fe casi infantil que poseen es conmovedora", asegura el malvado Kylo Ren en la saga Star Wars y el protagonista de Paterson de Jarmusch.

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