Pocas orgías se han visto en el cine con más ropa interior, pudor corporal y pacatería sentimental que la que protagoniza Como la espuma, proyecto low-cost que encierra en una mansión de lujo a un casting mixto que pareciera salido de First Dates y Mujeres, hombres y viceversa para celebrar la desinhibición sexual (sic) y la búsqueda del poliamor verdadero (sic 2).

El tercer largo del prolífico cortometrajista canario Roberto Pérez Toledo (Seis puntos sobre Emma) adopta un cierto sesgo autobiográfico (el protagonista es un discapacitado frustrado por sus fracasos amorosos) y una tibia actitud provocadora buscando actualizar el espíritu festivo de los tiempos de la movida y el petardeo frívolo entre diálogos poco afortunados, grafismo de diseño pop y actores pseudo-profesionales para recordarnos que por muchas ganas de sexo y lujuria que tengamos, la gente en el fondo está muy sola y necesitada de amor y fidelidad (sic 3).

Así, cada una de las historias y personajes de este despliegue coral de parejas rotas y corazones solitarios en busca de su media naranja inciden en un mismo prototipo y una misma idea: los del romanticismo barato para tiempos de musculatura de gimnasio, emociones de Primark y barba hipster.