Cine

La Mostra entona en su inauguración una solemne defensa del cine

  • La película italiana 'Lacci' abre una edición marcada por la pandemia y con una alfombra roja diezmada de estrellas internacionales

La actriz australiana Cate Blanchett, este miércoles en la Mostra de Venecia.

La actriz australiana Cate Blanchett, este miércoles en la Mostra de Venecia. / Claudio Onorati (Efe)

Venecia ha logrado este miércoles inaugurar la 77 edición de su festival de cine, amenazado durante meses por la pandemia, y lo hizo con un llamamiento a ayudar el sector en estos momentos "excepcionales" al que se ha sumado la actriz Cate Blanchett. En estos tiempos peliagudos, también para el cine, la Mostra se ha presentado como un reducto desde el que defender a la industria, manteniendo su propia celebración, algo que no pudo conseguir Cannes, por ejemplo.

El director artístico de la Mostra, Alberto Barbera, ha insistido en esta ambición al afirmar que "es el momento de reivindicar la importancia de los festivales en apoyo de la promoción del cine de todo el mundo y del europeo en particular". "Los festivales representan un insustituible apoyo a la industria cultural y a la producción audiovisual", ha recalcado Barbera tras la solemne lectura de un comunicado conjunto suscrito por otros siete grandes festivales europeos: los de Cannes, Berlín, Locarno, San Sebastián, Rotterdam, Karlovy Vary y Londres.

En el documento-manifiesto, estos ocho certámenes prometen colaborar en el futuro en esta defensa, en lo que parece una intención de aparcar, en la medida de lo posible, la dura competencia que los festivales han mantenido en los últimos años para atraer para sí los mejores títulos y estrenos.

A este llamamiento se ha sumado la actriz australiana Cate Blanchett, presidenta del jurado de esta edición de la Mostra, que otorgará el 12 de septiembre el León de Oro. Blanchett es una de las pocas estrellas de relumbrón que este año desfilarán por el Lido veneciano, ya que la pandemia ha diezmado su concurrencia. Para la actriz, la pandemia y su consecuente crisis pueden ser un revulsivo para mejorar y renovar el cine, para hacerlo "emerger de nuevo".

"Tenemos la posibilidad de examinar lo que no hemos estudiado antes", ha sugerido la dos veces ganadora del Oscar –por El aviador y Blue Jasmine– antes de señalar que "cada vez que se parte de cero hay que olvidarse de todo aquello que antes se daba por supuesto, y arriesgarse a fallar". Al respecto, la estrella australiana alertó contras las consecuencias de la "monocultura del streaming", en referencia a la expansión de las plataformas de consumo audiovisual casero, a pesar de que participa en un festival, el de Venecia, que cada año admite sin grandes conflictos, producciones de Netflix. 

En cualquier caso, el festival de cine más antiguo del mundo ha subido el telón para acoger su edición más inédita, blindada contra el virus. Se ha inagurado con Lacci, la primera película italiana que abre el certamen en los últimos años, todo un gesto de apoyo a la industria del país transalpino. Adaptación de una novela homónima de Domenico Starnone (2014), un best-seller en Italia, Lacci (Ataduras) es un drama familiar en el que se desenredan los vínculos más íntimos del desamor y la traición. La película sigue dos líneas temporales para mostrar dos etapas distintas del matrimonio que la protagoniza: el exitoso locutor Aldo, a quien da vida de joven Luigi Lo Cascio y de mayor Silvio Orlando, y la profesora Vanda (Alba Rohrwacher y Laura Morante, respectivamente).

Juntos forman una familia en el Nápoles de los años 80, tienen dos hijos y se embarcan en una relación aparentemente idílica que sin embargo no tarda en saltar en pedazos a causa de una infidelidad. Esto desencadenará un huracán de rencor y venganza en el que la pareja deberá vivir y del que nunca escapará, ni siquiera con el paso de los años, teniendo que lidiar con las ataduras de sus errores pasados y planteándose el espinoso dilema del perdón.

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