El hijo | Crítica

Supermán convertido en Damien

Una imagen de la película.

Una imagen de la película. / D. S.

Este anti-Superman posee como único interés la relativa modestia de su producción que lo aproxima a la efectista serie B de los 70. Un niño llegado del espacio, unos padres terrícolas -granjeros de Kansas, como los padres adoptivos de Superman- que lo adoptan con ilusión, el descubrimiento de sus superpoderes... y también de su carencia de conciencia moral capaz de distinguir entre el bien y el mal. Como siempre pasa en este caso el segundo, es decir, el mal, es el que gana. En esto de la conciencia moral no cabe la neutralidad. Y menos en el esquemático universo de los superhéroes o los anti-superhéroes.

Como si jugara con el universo de Richard Donner fundiendo sus consecutivos éxitos La profecía (1976) y Superman (1978) -un superhéroe con alma de diablo, o los poderes de Superman con las satánicas intenciones de Damien- esta peliculita puede entretener a quien exija poco y sea fan del cine de terror de chimpún y tosco sobresalto.

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