Crítica de Cine

¡Alerta, tsunami!

La playa de la Caleta en un fotograma del documental de Fernando Arroyo.

La playa de la Caleta en un fotograma del documental de Fernando Arroyo.

No es un cine el espacio natural para la exhibición de este producto. Por su tema (la amenaza de maremotos en las costas de Andalucía y el sur de Portugal), su formato, el del reportaje documental normativo de una hora de duración, y sus intenciones de denuncia y llamada de atención, La gran ola encajaría mucho mejor en la actual parrilla televisiva, sobre todo en esa franja que ha hecho de los espacios de actualidad efectistas y ruidosos todo un subgénero bastardo de la realidad.

No cabe duda de que los bustos parlantes de científicos, historiadores o investigadores que aparecen en este convencional producto son los de gente autorizada, seria y experta en el asunto geológico, sísmico y marino, como tampoco que sus declaraciones encadenadas entre planos aéreos de drones, músicas de suspense y una grave voz en off a lo Pedro Piqueras responden a muchos años de estudio sobre las posibilidades de que un maremoto en el Golfo de Cádiz arrase parte de las costas onubense, gaditana y del Algarve y genere millares de víctimas.

El problema es justamente ese, el de querer llamar la atención sobre la necesidad de tomar medidas de protección civil ante esta más que probable amenaza con las armas del alarmismo y el sensacionalismo que algunos de los participantes, entre ellos María Belón, superviviente del tsunami en el sudeste asiático de 2004 que inspiró la infausta Lo imposible, denuncian de igual forma. Más allá de sus buenas intenciones, de su leve denuncia política y de su errado formato, tal vez se trate tan sólo de poner en imágenes digitales esa gran ola turbia que arrase la playa de la Caleta y el barrio de La Viña.

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