casa grande. Comedia dramática, Brasil, 2015, 102 min. Dirección: Felipe Barbosa. Guión: F. Barbosa y Karen Sztajnberg. Fotografía: Pedro Sotero. Música: Patrick Laplan, Victor Camelo. Intérpretes: Thales Cavalcanti, Marcello Novaes, Suzana Pires.

El espectador español tal vez recordará que este mismo año también se ha estrenado entre nosotros otra cinta brasileña, Una segunda madre, que se acercaba ya a un mismo ambiente y trataba un tema parecido al de esta Casa grande de Felipe Barbosa, elementos que también compartía O som ao redor, de Mendoça Filho, esta aún inédita por aquí.

En pleno impeachment a Dilma Rousseff, con los Juegos Olímpicos a las puertas y con el regreso de las élites económicas blancas al poder, estas películas ponen su foco en la familia burguesa de clase alta como trasunto de la sociedad brasileña, como territorio de conflicto y revelación del funcionamiento y los problemas de un país que no ha terminado de cumplir nunca la promesa de despegue hacia la liga de las grandes naciones del mundo.

Casa grande nos lleva a un barrio acomodado de Río de Janeiro, donde Jean, un adolescente en el último curso de secundaria, ve cómo su familia se descompone a consecuencia de las malas decisiones financieras del padre, al tiempo que descubre el primer amor, el despertar sexual y ese mundo exterior de favelas, trabajadores precarios, transporte público y diversidad del que le han protegido hasta entonces tras los setos, las piscinas, las mucamas cariñosas y el coche con chófer.

Así, con un cierto didactismo y un tono no demasiado dramático, Casa grande apunta los problemas raciales, económicos y de clase que acucian a Brasil desde la perspectiva de un joven en plena crisis hormonal, lo que hace de la película de Barbosa un ameno recorrido cruzado por los estratos íntimos y panorámicos de un país en crisis aún atrapado en viejas dinámicas coloniales y que no termina de resolver el desfase entre su imagen más festiva y hedonista y sus profundos desequilibrios internos.