Bienal de Flamenco

Mano a mano, pecho a pecho

Mano a mano. Cante: Pedro El Granaíno y Miguel Lavi. Guitarra: José de Pura y Manuel Parrilla. Compás y palmas: Carlos Grilo y El Quini. Lugar: Espacio Santa Clara. Fecha: Lunes 29 de septiembre. Aforo: Lleno.

Golpe a golpe, verso a verso. Así cerró Serrat el poema de Machado que aún martillea las conciencias de los cumplidores. Los que saben que el camino son las huellas y se lo piensan antes de dar el siguiente paso. Aquellos que, como Pedro El Granaíno y Miguel Lavi, aman los mundos sutiles.

El recital que dieron estos cantaores no sólo fue un regalo para los ansiosos de buen cante, sino que demostró que la genialidad se produce cuando se conjuga arte y oficio, algo de lo que ambos andan sobrados. Pedro, por ejemplo, no tuvo una gran noche. De hecho, salió con la garganta demasiado rozada y estuvo más descentrado de lo que lo vimos en el ciclo Noches en los Jardines del Alcázar. Pero este cantaor tiene un metal capaz de erizar los vellos del alma y una pureza que intimida por su virilidad. Además, se entrega al cante incondicionalmente, sin miedo a romperse o a fracasar. Por eso, siendo fiel a un repertorio clásico, es capaz de estremecer a todos los públicos y hacer el flamenco accesible.

En este punto, pensamos qué difícil lo tenía Miguel Lavi. Sin embargo, pisó las tablas de Santa Clara y evidenció desde las tonás que los pulsos los ganan quienes resisten. El jerezano se sacudió por tonás, meció los tientos-tangos, se quebró por seguiriyas y cuarteó los tercios en las bulerías para escuchar (soleás por bulerías) con una conmovedora elegancia y un exquisito sentido del compás. No buscó el efectismo porque estaba ocupado encontrándose en su propio cante. Y de esta forma se coronó en solitario en esta Bienal en el mismo espacio donde lo hiciera José Valencia hace dos años.

Desde luego, si los medios tonos del Granaíno son las caricias que sabes que anteceden a la cama, los graves del de Jerez directamente cierran la puerta de la habitación. Y así, claro, da gusto despertar en casa ajena. Mano a mano, o pecho a pecho.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios