Perfil. Teresa Rodríguez. Candidata a la Presidencia de Podemos.

Una revolucionaria muy de su casa

  • Credenciales: empezó con las marchas de Rota, estuvo en la batalla antiglobalización de Génova y en el asalto al rectorado de la Universidad de Sevilla y acampó durante el 15-M.

No crean que a la niña de la perfumería Rodríguez, un establecimiento de esos de toda la vida en el centro de Rota, se la veía venir de lejos. Porque cuando ella era pequeña lo que quería era una cocinita para jugar. Y su madre, una activista ante el telediario, le dijo que nanay, que de lo que se trataba era de pisar lo menos posible la cocina. Y para eso había que estudiar. Y Teresita era muy buena y estudiaba mucho y por las tardes jugaba con una cocinita imaginaria delante de la tienda. El subconsciente infantil le debió traicionar cuando grabó un vídeo, que se hizo muy famoso en Youtube, desde su cocina, preparando una salsa de tomate, para valorar las primeras encuestas sobre las posibilidades de Podemos el 22-M.

En Teresa Rodríguez (Rota, 1981) habitan, pues, dos sensibilidades, la de la niña que anhelaba una cocinita y la feminista antibelicista que aprendió en casa de las soflamas de su madre. Su padre, militante de juventud del PSA y desencantado del andalucismo, es la única referencia política doméstica, manifestada en cada mitin con la blanca y verde anudada en la muñeca y cantando el himno andaluz.

De la primera sensibilidad da referencia el retraso en su primer día de campaña, provocado por la obligada tarea de poner lavadoras, secar y planchar para el ajuar mitinero que le esperaba. A la candidata no le da reparo detener la campaña durante un día para volver a casa y estar con los niños de su pareja, José María González, conocido artísticamente como Kichi, profesor de Secundaria,comprometido comparsista del barrio de la Viña, adscrito a las huestes de un mito local, Jesús Bienvenido. Cuando acabe la campaña de Rodríguez empezará la de él en la candidatura a las municipales de un conglomerado de colectivos bajo la etiqueta Por Cádiz sí se puede.

La segunda sensibilidad, la concienciada con su entorno, nació pronto. Se crió viendo pasar a la Pica, el furgón blanco de la policía militar americana que vigilaba que los marines no se desmandaran, aunque se desmandaban a menudo. Su primera militancia fue en los movimientos que querían echar a la VI Flota y con 14 años se estrenó en su primera marcha contra la Base. Ésta no se fue, pero la mayor parte de los americanos sí. Y no por las marchas. Se fueron solos. Ahora vuelven y a Teresa no le hace gracia porque no legustan las "fábricas de guerra" en su pueblo. No paraba. Estuvo en la batalla de Génova, con los movimientos antiglobalización y se fue de allí con las fachadas manchadas de sangre.

Se fue a Sevilla a estudiar Filología Árabe, tan concienciada con el sufrimiento palestino. Ya formaba parte de IU. En su primer año de carrera aparecía en las listas al Parlamento. Fue premio extraordinario de fin de carrera y, al tiempo, era de las que armaba el lío contra la LOU y el Plan Bolonia. No le faltaría razón a la vista del deterioro del modelo universitario, pero el asalto al rectorado de la Universidad de Sevilla, con varios detenidos, marcó el declive del movimiento.

Con el título de árabe, se sacó las oposiciones. Fue destinada a Puerto Real y, tras unos años de tiza cobrando el sueldo de profesor que dice que siempre cobrará sea o no sea presidenta (1.800 euros a la espera de los trienios y los sexenios), se liberó con Ustea. En tiempos de recortes, Teresa se hizo marea y le correspondió el color verde, el de la enseñanza, donde participó en una gamberrada por una buena causa. Consiguieron las pruebas de evaluación de primaria, un Pisa paralelo que realizaba una agencia paralela de la Junta que costaba un chorro de duros. Las publicaron y demostraron en qué oquedades se gastaba el dinero público.

En 2008, Rodríguez se salió de IU y montó Izquierda Anticapitalista. En las municipales sacó poco más de 700 votos en Cádiz. Después vivió con pasión la Primavera árabe y en cuanto la Puerta del Sol se llenó de tiendas de campaña, ella cogió la suya y acampó . De ahí saltó a Europa, ya como el rostro visible de Podemos en Andalucía, capaz de desafiar al mismo Pablo Iglesias, para el que siempre tiene buenas palabras. De modo que se podría pensar que estamos ante una mujer de armas tomar, pero como hay dos Teresas, la otra, la de las cocinitas, domina de vez en cuando y es una joven risueña, pizpireta, con ganas de hacer bromas y pasarlo bien. Ya no luce el peinado vasco a tazón que llevaba el 15-M. Ha suavizado su imagen en la peluquería como diciendo a quién voy a dar miedo yo, con lo que me gusta una cocina.

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