Andaluzas 22M

Podemos agita el dilema de la Sierra Sur

  • Teresa Rodríguez se patea con éxito el territorio jornalero de Sevilla, tradicional bolsa de votos de Izquierda Unida

Pablo es trabajador de una cooperativa de Gilena, en la Sierra Sur de Sevilla, donde gobierna el CUT, el partido de Gordillo. Él mismo es del CUT. Hace dos semanas hubo una larga reunión en su Ayuntamiento. El debate era si se hacía campaña por IU o por Podemos. No hubo acuerdo. El CUT de Gilena decidió no hacer campaña. "IU en esta tierra es hijo del CUT, cuesta desprenderse de ello, que cada uno haga lo que quiera", dice Pablo en el mercado de abastos de Osuna, donde Teresa Rodríguez, grabada por una televisión alemana, se da un baño de estima de comerciantes que le desean suerte. En la pescadería le dicen "a ver si ganas, pero no por mayoría absoluta, que hay que repartir entre todos". En la plaza del pueblo, habitada por pensionistas, Rodríguez logra crear rápidamente un nutrido círculo de seguidores. Una octogenaria le da un beso: "Consiguie lo que nosotras no conseguimos", le dice con una lagrimilla cayéndole. "Es una luchadora -le explican los del pueblo-. Hasta que se le acabaron las fuerzas". La sierra sur de Sevilla es tierra de decepciones, de promesas incumplidas. Es tierra de emigración.

Horas después, más de un centenar de tradicionales votantes de Izquierda Unida de El Coronil homenajeaba la alcachofa -la primera cosecha, bien hermosa, que quiere acabar con el monocultivo-, escuchaba con entusiasmo el discurso de Teresa Rodríguez que llamaba cínicos a los parlamentarios y exigía transparencia y cantaba el himno andaluz con el puño izquierdo levantado. "¡Viva Andalucía libre!" En territorio jornalero, en el pueblo que gobernó el histórico dirigente del campo Diego Cañamero, Podemos exhibe su "músculo". En el discurso de Rodríguez se habla de que el miedo ha cambiado de bando, y la sorpresa y otras cosas. Lo que parece seguro es que los jornaleros de la Sierra Sur han cambiado de bando.

En ese mismo acto, María García, número tres por Sevilla, natural de El Coronil, se explayó en explicar a los vecinos las cosas buenas que ha tenido el PER y las cosas malas. Entre las malas detalló las redes clientelares creadas en los pueblos, las bolsas de trabajo sistemáticamente despreciadas y los nombres de familiares que aparecían un año tras otro entre los beneficiarios mientras otros nombres no aparecían nunca. Los vecinos de El Coronil parecían saber bien de lo que estaba hablando.

Entre medias, un hecho insólito sucedió en Morón. Su casa de la cultura se abarrotó a la intempestiva hora de la comida para explicar a Teresa Rodríguez un microcosmos que es un cosmos entero. Allí se habló de una carretera "maldita" que nadie arregla y que colecciona víctimas, de una residencia de ancianos concertada con la Junta que despide a sus trabajadoras, de juzgados saturados que no deciden si los despidos son o no procedentes, de un hospital que nunca se construye. Rodríguez promete que si gobiernas la Junta no delegará servicios jamás en empresas que no cumplan con sus trabajadores ni con sus usuarios. Un matemático que integra uno de los círculos de Podemos de la localidad se maravilla. "Nunca había visto en Morón tantas ganas de cambiar las cosas". ¿Cambiarán tras las elecciones? Y él hace cálculos y la suma le sale escepticismo. "Las cosas ya han cambiado, pero no me hago ilusiones. Ganarán los de siempre".

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