Elecciones Andalucía

La campaña del día a día

  • La estrategia del PP en la capital se centra en 'vender' la gestión cotidiana de Zoido, paradigma de su éxito.

Del pago de facturas a los proveedores a las pancartas del PSOE y, en medio un café con torrijas en la Campana. En campaña, la agenda de Juan Ignacio Zoido, alcalde y número uno del PP por Sevilla al Parlamento andaluz, está igual de repleta que en los últimos ocho meses. Y no sólo por el hecho de que se hayan sucedido tres citas electorales en menos de un año. Es su marca, su forma de gobernar una ciudad a la que presume de tomar el pulso diario.

Su campaña es la del día a día. Gestionar "y predicar con el ejemplo" es mejor fórmula que cualquier mitin. Como anfitrión ha recibido a los líderes nacionales de su partido en  veces contadas. Ayer fue una de ellas. María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, estuvo horas en la capital y las dedicó a un acto electoral con asociaciones de discapacitados, donde habló poco de política con mayúsculas y mucho de la política cercana, y a sumergirse en la Sevilla de la cuaresma, torrijas en la Campaña incluidas.

Si la carrera de las elecciones autonómicas está siendo plana, Sevilla no es una excepción, aunque la diferencia es que tiene un sello ya acuñado que ya se mostró eficaz el pasado mayo. La campaña en la capital, incluso en la provincia, es cosa de Zoido, no de Javier Arenas, y en él recae la responsabilidad. 

Su secreto está en la micropolítica. Ni de los ERE -de lo que  habla lo justo- ni de la reforma laboral. Zoido, que va recogiendo currículos de familias enteras en sus visitas a los barrios, sabe que lo que a la gente le preocupa es tener un empleo. Y que le limpien el parque, que el autobús llegue puntual y que le tapen el agujero de la calle por el que salen ratas. Eso mismo denunciaron unas vecinas mayores del Polígono San Pablo en el arranque de la campaña electoral, donde el alcalde fue a presentar el plan de accesibilidad que Javier Arenas pondrá en marcha si consigue la Presidencia de la Junta de Andalucía. Y, antes de que la comitiva hubiera abandonado el barrio, dos peones municipales taparon la grieta. Objetivo cumplido. ¿Populista? Probablemente, pero es la política que demandan los ciudadanos, apuntan en su entorno.

Los vientos soplan favorablemente para el PP, al menos eso dicen las encuestas que, además, coinciden con la percepción de Zoido. Cuando quiere medir el rechazo social a alguna medida o anuncio coge el tranvía para ir a la Plaza Nueva o la línea 26 de Tussam para ir al Cerro del Águila. "A mí nadie me ha hablado de la reforma laboral, palabra", comentaba ayer a este periódico mientras firmaba un ejemplar de su biografía, una petición que recibe a diario. Mientras despachaba con su secretaria, tachaba las anotaciones de su puño y letra que hizo en el papel de la intervención del acto electoral del día anterior: teléfonos y nombres de vecinos a los que siempre llama después. Es su práctica, otra cosa es que todos los problemas tengan solución o ésta esté en su mano.

El despacho de los asuntos de la Alcaldía se produce después de la reunión de coordinación con su gobierno. Con la deuda de los proveedores como asunto estrella de la semana. Y de la política supramunicipal -no en vano añade a sus cargos la presidencia de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP)- da paso a las reuniones con algunos de los inversores a los que el alcalde se esfuerza a diario en transmitirles "confianza y seguridad jurídica".

La jornada de Zoido, a pesar del asombro de muchos, deja tiempo también para la vida familiar. El alcalde repasa en su móvil los mensajes que cada mañana le deja su hijo Fernando y algunas fotos divertidas mientras se prepara para atender una entrevista de campaña con un medio de comunicación. Y, en menos de lo que dura el almuerzo, da el salto a la política nacional y se prepara para recibir a De Cospedal.

Juntos recorren algunos metros en la avenida Luis de Morales y se abren paso entre los micrófonos y las cámaras para entrar en el hotel Los Lebreros. No hay canutazos (declaraciones) para la prensa. Sí besos y abrazos para clientes y representantes de asociaciones que han acudido a la llamada del PP en plena campaña electoral. Zoido arranca la sonrisa del público cuando confiesa que ya sabe a quién va a votar. Su tesis es que las campañas influyen muy poco a la hora de inclinar el sentido del voto. Y quizás por esto los populares firmarían hoy mismo que las elecciones fuesen mañana domingo.

¿Y para qué cansar al electorado con soflamas? Mejor hablarles de lo cotidiano, de sus problemas e inquietudes. Sin ir más lejos, De Cospedal terminó hablando ayer de la necesidad que tienen las mujeres discapacitadas de vivir una sexualidad plena. Y Zoido eligió a dos de sus concejales más inexpertos y ajenos a la militancia, Juan García y Lola de Pablo-Blanco, para recordar al auditorio cuál ha sido la gestión de Zoido en los último ocho meses "al margen de las milongas".

Al atardecer, otra vuelta por el área metropolitana en la que Zoido también vende su política. Mitin en Tomares y vuelta a la micropolítica. Zoido se presenta como un sevillano más. Es su secreto y ayer se lo desveló a la secretaria general de su partido. Las agendas no dejaron tiempo para disfrutar del ensayo de costaleros de la Macarena, pero todavía queda cuaresma. Zoido está convencido de que, en la Junta de Andalucía, a ésta es.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios