Huyen de la euforia como de la peste, pero no hay otra palabra mejor para calificar el estado en el que vive inmerso el PP de Almería en toda la campaña electoral. De hecho, Gabriel Amat no quiere "ni imaginarse" un 26-M en el que no viva una victoria en la que Arenas "se ganará el respeto y el apoyo de la mayoría de la ciudadanía". A pesar de que los únicos pronósticos que quiso hacer fueron "tres puntos más de participación que en las generales", el triunfo dado por descontado en Almería y más que deseado en Andalucía, es la única alternativa posible.

Fue el alcalde de la capital quien primero calificó la campaña clausurada como "ilusionante" -lo repitió incontables ocasiones- a la vez que definió la alternativa con la que se van a enfrentar los ciudadanos como la lucha entre "el paro y el empleo, la resignación y la ilusión, el pasado o el futuro". Se agotaron los calificativos para un Arenas, "alcalde de los alcaldes" o "el mejor candidato posible con una diferencia abismal" a quien ve "con ganas de trabajar por todos".

Amat fue un poco más concreto con las cifras y recordó que el PP ha llevado a cabo "115 mítines, 80 actos sectoriales y el domingo tendremos 1.500 interventores y más de 2.100 apoderados en todas las mesas electorales de la provincia".

Sin abandonar el núcleo duro del mensaje electoral de estos últimos quince días, el presidente de los populares almerienses expuso su convencimiento de que el próximo domingo "se pondrá fin a 30 años nefastos para Andalucía" que finalizarán con una nueva etapa de "más prosperidad, una Andalucía diferente en la que se cubran las necesidades de las familias y para eso, la persona que tiene más capacidad es Javier Arenas". Amat insistió en que durante la campaña "no hemos dicho ni el 50% de todo lo malo que han hecho los socialistas durante estos años" y reconoció su "enorme satisfacción por poder asistir a una victoria del PP, que será la primera vez en la historia que Andalucía tenga un presidente presentado por Almería".