El lugar no se eligió por azar. Desde el mirador de San Miguel Alto no sólo se divisa toda Granada, sino también la Vega, pueblos del Área Metropolitana como Atarfe, Alhendín, Otura, Armilla o La Zubia, las minas de estronio de Escúzar, la ermita de los tres juanes de Albolote... Mires donde mires, es un espectáculo. Uno no se acostumbra nunca a tanta belleza.

En todo lo alto, candidatos y periodistas jugamos a adivinar dónde está cada cosa. Uno señala el Hotel Reúma, otro el Museo de la Memoria de Andalucía, un tercero la fábrica de Puleva. Luis González y sobre todo Marifrán Carazo están absortos contemplando el panorama. Se les ve distendidos, contentos y afables. Por un momento parece que vayamos a pasarnos al Veo, veo, de animados que estamos.

Son las diez de la mañana y allí están casi todos los citados. Todos los miembros de la candidatura, por supuesto, pero también bastantes diputados provinciales (José Robles, José Torrente, Francisco Maldonado, Luisa García Chamorro...), el senador Antonio Ayllón, concejales granadinos (María Francés, Antonio Granados...) la plana mayor del PP provincial, para resumir. Todos esperan al líder, Sebastián Pérez, que aparece diez minutos más tarde, camisa blanca, chaqueta beige y sin corbata, andando con parsimonia y repartiendo saludos.

Dos van a ser los oradores: Carlos Rojas, cabeza de lista, y el propio Sebastián Pérez. Varios periodistas y fotógrafos hacemos una apuesta simbólica: se trata de saber quién va a ser el primero que, refiriéndose al paisaje, va a decir "marco incomparable", "preciosa estampa" o "vista privilegiada". Pero fracasamos estrepitosamente, porque ninguno recurre al tópico. Buena jugada.

Rojas llega al atril y comienza a hablar con voz sosegada, transmitiendo serenidad, una sensación de que el trabajo ya está hecho y sólo cabe esperar. Se declara "orgulloso" de ese trabajo y muestra su agradecimiento a todos los que han colaborado, tras lo cual resume en poco más de cinco minutos lo que la campaña ha dado de sí: apuesta clara por el empleo, denuncias de los incumplimientos del actual gobierno, defensa a ultranza de pymes, autónomos, comerciantes y hosteleros y la promesa de que al ciudadano siempre se le dirá la verdad. Su mensaje final, éste: "Granada puede ser la tierra de las oportunidades".

Sebastián Pérez define el encuentro como una suerte de romería, una réplica de la que  lleva una vez al año a los albaicineros para pedirle favores a San Miguel. Esta vez, explica, vienen populares de toda la provincia a pedir el cambio.

Revela lo que ya todos intuían: que el lugar es un símbolo "de belleza y grandeza" y un sitio desde el que los populares "divisamos todo aquello donde queremos actuar: Sierra Nevada, la Alhambra, la ciudad y una provincia que espera con entusiasmo ese cambio político".

El presidente provincial destaca que con el esfuerzo de todos se ha logrado "un partido ganador" y, en el crescendo final, pide "permiso" a los ciudadanos para "devolverles a los granadinos el orgullo de serlo".

Tiene el bonito detalle, fuera de carta, de agradecer a los medios de comunicación su trabajo en esta campaña que ahora termina. Luego, a micrófono cerrado, va aún más allá y reconoce que los periodistas tenemos aún más méritos porque, entre pitos y flautas, llevamos un año liados con elecciones. Primero con las municipales, después con las generales y ahora con éstas. 

Acabada su intervención, sólo faltaba posar para la foto de familia. Todos se apelotonan en torno a Rojas y Pérez, que saludan con el dedo pulgar hacia arriba. Muchos imitan el gesto y otros se decantan por el signo de la victoria. Se les ve exultantes y el presidente pone la guinda con el siguiente vaticinio: "Esta foto es histórica, el domingo os lo recordaré".

Teniendo en cuenta que hasta sus más acérrimos enemigos reconocen que una de las virtudes políticas  de Pérez es la intuición, habrá que estar pendientes.