El análisis

Debate a dos bandas

Aferrados al guión, los cabezas de lista de PSOE, PP e IU apenas si dejaron espacio para la improvisación en el debate de ayer, organizado por Onda Cádiz y Diario de Cádiz. A poco más de una semana para la celebración de las elecciones, los hilos conductores de los argumentarios de los candidatos de los principales partidos siguen siendo los mismos: el escándalo de los ERE y los recortes del Gobierno de Rajoy. De ahí no se mueven ni cuando el debate 'desciende' a lo provincial. Poco o muy poco hablaron Luis Pizarro, Antonio Sanz e Ignacio García sobre los problemas de Cádiz, salvo las inevitables alusiones a las infraestructuras, aunque vinculándolas en lo posible a los dos temas antes citados.

A pesar de los reproches puntuales, siempre en el plano político, los tres candidatos mantuvieron un tono cordial que da muestra de la buena relación personal que, por encima de ideologías, mantienen desde hace muchos años. Y es que Pizarro, Sanz y García se conocen desde hace tiempo y, cada uno con su estilo y manera, se han dicho tantas cosas ya que poco o nada puede sorprenderles en un debate, aunque sea el único en el que se van a ver las caras en esta campaña.

Ignacio García, de los tres el de oratoria más clara, hablando sin mirar un papel, tuvo que navegar entre dos aguas, la de la crítica al PP y al PSOE, si bien se le notó más el apego a la primera.  Esta vez no insistió demasiado en subrayar que populares y socialistas hacen la misma política. Sólo en el asunto de los ERE fue inmisericorde con los socialistas, a quienes criticó de forma más 'light' en el resto de asuntos por su gestión treinta años al frente del Gobierno de la Junta.

Antonio Sanz, bien pertrechado de documentación y anotaciones personales, con papeles y Ipad, dejó poco a la improvisación salvo algunos, pocos, reproches espontáneos a García y Pizarro. Su última intervención, de hecho, la llevaba escrita y la leyó escrupulosamente en los tres minutos finales. Empleó a menudo la 'técnica' de mostrar a la cámara recortes de prensa con promesas del PSOE.

Y Luis Pizarro, a pesar de llevar consigo abundante documentación, apenas la miró y tiró de experiencia, sólo que esta vez se le notó algo más apagado de lo habitual, como si fuera consciente del difícil papel que le tocaba interpretar en el guión de este debate, llegando a pedir perdón a los andaluces en varias ocasiones por los errores "importantes" de la gestión de su partido en la Junta. Se visualizó claramente que IU y PSOE combaten el discurso del PP, alternándose las andanadas y haciéndose la cobertura. Ningún reproche de Pizarro a García. El discurso de éste fue a menudo sostén y rescate del de Pizarro, pues la ola azul del PP ha acabado uniendo a sus partidos en la necesidad de frenarla. Al candidato socialista le faltó tiempo para exponer su discurso porque el del PP le acosaba continuamente con los "escándalos del PSOE en la Junta" y debía optar por agotar su minutaje defendiéndose de éstos o emplearlo en hablar de otros asuntos. Sin embargo, cuando Pizarro y García ponían el foco en los recortes del Gobierno de Rajoy, a Sanz se le veía cómodo porque sólo tenía que recordar que el 25 de marzo las elecciones son en Andalucía. 

Cada espectador habrá sacado su propia conclusión tras ver este debate, pero lo que parece claro es que lo discursos estuvieron muy polarizados, que se confrontaron dos (muy pocas veces tres) formas de hacer política y que a estas altura ya nadie piensa cambiar de estrategia.    

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