Andalucía

La restauración del castillo de Matrera, de criticada a finalista de un premio internacional de arquitectura

  • La rehabilitación de la torre de Pajarete opta a los prestigiosos premios neoyorquinos A+Architizer, todo un referente para seguir las propuestas más innovadoras de la arquitectura mundial

La polémica restauración de la torre del Castillo de Matrera, en Villmartín, es una de las obras finalistas de los prestigiosos premios neoyorquinos A+Architizer, todo un referente para seguir las propuestas más innovadoras de la arquitectura mundial.

La restauración de la torre de este castillo, un conjunto privado cuyo origen se ubica en el siglo IX, fue duramente criticada por diversos expertos, que consideraron un exceso la superficie blanca que se ha levantado para sostener los restos de los muros.

Las críticas a este trabajo llevaron a que la polémica se extendiera incluso en medios de comunicación de varios países.

Sin embargo, la rehabilitación, obra del arquitecto Carlos Quevedo Rojas, figura ahora entre las cinco finalistas en el apartado de rehabilitación de los galardones A+Architizer, según aparece en la web de este certamen.

Compite en esa categoría con las restauraciones del complejo "The 28th Apartments" de Los Angeles; el Macy's Herald Square, de Nueva York; el edificio "Patria" de Bélgica; o la restauración de "25 rue Michel le Comte de París", según recoge la web de estos premios que celebran este año su cuarta edición.

El arquitecto Carlos Quevedo Rojas ha explicado que el proyecto fue presentado por su estudio este año a este certamen.

"Ser finalistas en nuestra categoría (Architecture+Preservation) a través de un jurado de 300 expertos compuesto por arquitectos de primera línea como Rem Koolhaas, Steven Holl, Bjarke Ingels o Sou Fujimoto, supone ya para nosotros un enorme reconocimiento a un trabajo de cinco años de duración y enormes esfuerzos", ha apuntado.

Este jurado, según ha señalado, ya ha seleccionado a su ganador, pero lo mantiene en secreto hasta que el próximo 12 de abril se conozca el resultado de la votación popular que aún recoge la web del certamen, que tiene como misión promover y celebrar lo mejor de cada año en arquitectura y cuenta con un total cien categorías distintas.

El arquitecto se declara "prudente" cuando se le pregunta si tiene esperanzas de ser resultado ganador por este trabajo que tantas críticas ha recibido desde que la asociación "Hispania Nostra", una entidad dedicada a defender el Patrimonio Cultural y Natural español, lanzara un artículo en el que calificaba el trabajo de "desastre".

"La opinión es siempre respetable y el debate enriquecedor, pero el rigor de una información previa puede evitar dañinos prejuicios tomados a partir de una simple imagen. La arquitectura es una disciplina mucho más completa", ha señalado Carlos Quevedo, que cuenta con tres másteres en las Universidades de Sevilla, Granada y Roma sobre Patrimonio, Investigación y Restauración respectivamente y actualmente es doctorando en Arquitectura por las Universidades de Sevilla y Venecia.

El arquitecto ha explicado que este proyecto "no es una chapuza" como apuntaba ese artículo "demoledor" que originó la polémica y que "se escribió sólo a partir de una fotografía".

"Aunque parezca simple, el proyecto tiene detrás muchas horas de análisis, de investigación, de estudio y de trabajo", ha dicho su autor, que cree que estar entre los finalistas de los premios A+Architizer es ya "un reconocimiento importante".

La criticada restauración de la torre del castillo de Matrera de Villamartín, un conjunto privado calificado como Bien de Interés Cultural (BIC), se llevó a cabo en el 2015, un año después de que, tras un periodo de intensas lluvias, se cayera la bóveda y un muro de esta construcción militar abandonada hace más de cinco siglos.

Al caerse la bóveda, de la fortaleza sólo quedaron los restos de dos muros, sobre los que se ha realizado una intervención que ha tratado de consolidarlos y de recuperar la volumetría que había perdido la torre.

Para ello se han levantado, sobre la altura de los restos de los muros originales, unas paredes revestidas con mortero de cal blanco, cuyo resultado final ha sido para muchos demasiado llamativo.

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