Cien días del nuevo gobierno andaluz

Un presidente para 1.000 días de crisis

  • Griñán cumple la primera de las diez etapas de su gestión con el desafío presente y futuro de sacar a la comunidad en la mejor situación económica y social posible.

osé Antonio Griñán cumple hoy cien días al frente del Gobierno andaluz. Le restan otros nueve cien días más, 900, hasta el final de la presente legislatura. Objetivo del milenio: sacar a Andalucía de la crisis en las mejores condiciones posibles.

La filosofía de Griñán tiene el paso marcado: la “única salida con futuro” a la crisis económica y de valores es la educación. Y se apoya con profusión en un referente bibliográfico, John Maynard Keynes (1886-1946), aquel que acuñó la frase: “Tras cualquier acción de un político se puede encontrar algo dicho por un intelectual quince años atrás”. Griñán ansía esa combinación: anticiparse y diseñar un modelo de futuro para Andalucía con la necesidad de impulsar medidas inmediatas ante el tormento del desempleo.

En el capítulo de medidas estructurales, los términos conocimiento, mérito, capacidad o cultura del esfuerzo llevan meses sustentando su discurso. Pero eso no se consigue en dos días, ni en tres años, es consciente. Esto es política y los medios y largos plazos los ven algunos, los más se quedan por el camino. Con ese proyecto, ¿le respaldarán los andaluces en una cita electoral?, le preguntaron el pasado martes en el balance de sus primeros cien días de Presidencia. “Si estuviera subordinado al rédito político, me iba de la política mañana mismo”, afirmó tajante.

Griñán asombra a los neófitos con sus análisis sobre la situación financiera internacional y está al día de las opiniones de los más reconocidos gurús del momento. Lo saben quienes le han seguido en los últimos años, cinco como responsable de la política económica de la Junta, con mayor o menor suerte en la comprensión. Con esa base, Griñán trata de adelantarse a los acontecimientos. Pero el intelectual de la bola de cristal necesita del político que actúe en el momento preciso.

Ahí se enmarcan las medidas coyunturales. Aquellas que tienen la cara de un parado, miles, los que no dejaban pegar ojo cada noche a su antecesor en la Presidencia, Manuel Chaves, según dijo hace meses.

Griñán los ha heredado y la hipótesis de alcanzar el millón, una cifra tabú en Andalucía, es una realidad más que cercana. De hecho, el presidente de la Junta desayunó hace nueve días con un panorama devastador para Andalucía en materia laboral. Las cifras del paro del segundo trimestre dadas a conocer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) mostraban el rostro de 998.700 parados, la cifra más alta desde que se tienen datos oficiales, y situó la tasa de paro en la comunidad en el 25,41% –el porcentaje nacional es de un 17,42%–.

Desde primeros de abril, a pocos días de que Chaves marchase a Madrid, y hasta julio, 54.600 andaluces han pasado a engrosar la lista negra y casi la mitad de los desempleados que se apuntaron en este trimestre, casi 100 días, procedía de Andalucía.

Mientras, las previsiones de los expertos pintan aún más oscuro el cuadro. Analistas Económicos de Andalucía describía a principios de julio un escenario con una tasa de paro del 29% y 1,2 millones de desempleados.

La Junta saca el paraguas de que la comunidad tiene una alta población activa, muchos demandantes de empleo, y mientras espera a que escampe, alude a los paquetes de medidas anticrisis, de dudosa efectividad. Hasta cinco llegó a aprobar Chaves durante año y medio.

Griñán anota en su haber 50 medidas y 12.000 millones de euros, pero se deja llevar por la lógica y vaticina que, tras los meses de verano, en otoño habrá un nuevo chaparrón de desocupados en la comunidad, admitió el martes. Su senda acaba de empezar, “todos los proyectos están en marcha”, pero con una pesada losa a su espalda.

¿Qué hacer? En el balance de los primeros cien días, que se puede consultar en la web de la Junta, la mitad de las cien medidas están enfocadas hacia la crisis.Por capítulos, las acciones están glosadas como medidas contra la crisis, políticas de empleo, y fomento del capital tecnológico, financiero, ambiental y energético y físico. Si se exceptúan las que tienen que ver con la formación, ésas de a medio o largo plazo, sólo quedan dos ámbitos de actuación, los paquetes de ayudas a las empresas –convenios para favorecer la liquidez, fondos de titularización de activos...– y el complemento autonómico a los fondos estatales, 300 millones a los ayuntamientos y 60 a la formación, para obras municipales, el llamado Plan Proteja.

El proyecto estrella de Zapatero llamado Plan E, con 8.000 millones de inversión de los que 1.400 llegaron a Andalucía, continuará este año con 5.000 millones y la Junta pondrá su parte adicional. Éste es para Griñán un ejemplo de “Keynes en estado puro”. “Hay que evitar la hiperactividad, el enemigo de la política, y mantener lo que se ha hecho bien”, se congratuló.

Dentro de las medidas anticrisis, se enmarca el diálogo social con empresarios y sindicatos que espera cerrar en otoño. Y subordinado a éste, la sorpresa que se sacó de la manga el presidente del Gobierno, un plan pionero llamado Andalucía Sostenible que se aprobará también en otoño en un Consejo de Ministros a celebrar en Sevilla. Como clave, la participaciónn de los agentes sociales y económicos.

Las ayudas a los parados que agoten su subsidio queda relegada también para esta fecha, a la espera de que el Gobierno concrete su propuesta. Y aquí se agotan las medidas tangibles.

En definitiva, Griñán aborda la lucha contra la crisis en una doble dimensión. La aeronáutica y la investigación biomédica conviven con la hormigonera y la espiocha. Una Andalucía dual, como a la que se referió cuando habló de que en sus 2.000 kilómetros recorridos como presidente había visto claros y oscuros en la foto de Andalucía, una tierra donde conviven generaciones del futuro con las del pasado.

Habrá algunos de esos ciudadanos que compartan con Griñán que la recesión impacta en la zona euro, Estados Unidos y Japón y desde Andalucía el margen de actuación es limitado. A otros sólo les preocupa que se les resuelva el problema de cada día.

Para todos, Griñán es el presidente andaluz que debe sacarlos de la crisis. Y le quedan 900 días hasta las elecciones.

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