Andalucía

Un esfuerzo colectivo para construir políticas de empleo

  • La situación que nos atenaza tiene un origen que desborda la concreta problemática de nuestro mercado de trabajo, pero en el ámbito laboral hemos de adoptar iniciativas para favorecer un entorno favorable a un empleo de calidad.

Somos todos conocedores de las preocupantes estadísticas del desempleo en España y de sus alarmantes perfiles (desempleo juvenil, de larga duración, etcétera). Pero anclados en el pesimismo difícilmente podremos salir de esta inercia. La situación que nos atenaza tiene un origen que desborda la concreta problemática de nuestro mercado de trabajo, pero en el ámbito laboral hemos de adoptar iniciativas para favorecer un entorno favorable a un empleo de calidad. Y ésta es una tarea individual y colectiva.

En un plano individual, hoy la formación permanente y el conocimiento de los instrumentos que ofrecen los servicios de empleo es imprescindible para aprovechar las oportunidades. Será un arma fundamental para evitar la permanencia en el paro. Las estadísticas actuales ponen de manifiesto que el nivel de cualificación es un buen antídoto frente al desempleo y facilita el acceso a un trabajo mejor retribuido. Esto deberíamos subrayarlo cuando observamos que el perfil del desempleado que se desanima en la búsqueda de un puesto de trabajo en los últimos tiempos tiene menos de 25 años. Pero el objetivo de la formación en el mercado laboral debe ser permanente, con el paso en Europa de una economía industrial a otra del conocimiento y los cambios en las cualificaciones requeridas en modelos productivos flexibles.

Junto a la recualificación profesional, es esencial también la movilidad laboral. 1. Porque es probable el desplazamiento del empleo hacia sectores emergentes de la estructura productiva, intensivos en trabajo cualificado. Y 2. Para afrontar la reinserción de desempleados con una especialización y experiencia laboral amplia pero ligados a otro sector de actividad.

En un plano colectivo, contamos con bases para avanzar en modernas políticas de intermediación laboral y de empleo. Al margen de las críticas sobre la trayectoria de estas políticas y de sus resultados, hoy nuestra legislación permite avanzar hacia una visión integral de las políticas de empleo, apoyada en servicios públicos coordinados y eficientes. Aunque aquí queda camino por recorrer. En todo caso, la vieja imagen de las oficinas del INEM, centradas en una actividad de mero registro estadístico de colocaciones y de gestión de prestaciones por desempleo, debe dar paso a un servicio con nuevas funciones ligadas a las políticas activas de empleo. Hemos de avanzar con celeridad hacia servicios de empleo centrados en la detección preventiva de necesidades, y en la orientación y formación en el marco de itinerarios personalizados de inserción laboral.

En los últimos años los cambios normativos hacen posible también una más estrecha colaboración con los interlocutores sociales, las entidades locales y las agencias privadas, que puede contribuir a diversificar y actualizar los programas de formación u orientación laboral, y a acercarlos al territorio y a los concretos perfiles de los desempleados. El fin prioritario debe ser una política efectiva de inserción laboral, con resultados que puedan evaluarse, propiciar la cualificación en nuevos sectores y el apoyo a desempleados de mayor edad con el reconocimiento de competencias profesionales mediante su experiencia laboral.

Finalmente, si nuestras empresas apuestan por objetivos de competitividad basándose en la innovación y la calidad, entonces será imprescindible apostar por trabajadores cualificados y por fijar la inversión en capital humano entre las prioridades estratégicas de la empresa. El reto, pues, es de todos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios