Elecciones Andalucía

Andalucía, cambio sobre cambio

Recolección en un campo de zanahorias, durante esta semana. Recolección en un campo de zanahorias, durante esta semana.

Recolección en un campo de zanahorias, durante esta semana. / Antonio Pizarro

Imagínate lo que viene. Es un olivar visto a ras de de suelo, se escuchan los cascos de un caballo que se acerca, a galope, trota, se detiene y, por fin, resopla. Imagínate lo que viene. 19 de junio. Vox.

Si este video de la campaña de Macarena Olona se hubiera emitido a las elecciones de 1990, y ya no digamos en las de los ochenta, la mayoría de los votantes andaluces sabrían quién está llegando a la finca: el dueño y, si venía sobre un caballo, muchos reconocerían al señorito o, en cualquier caso, a alguien que goza de una posición más elevada que la propia. Y que desea hacerlo notar. Sin embargo, al día de hoy, este es el video más impactante de los que han presentado los partidos políticos de cara al 19 de junio.

Uno de cada tres andaluces vive en las 10 ciudades más grandes de la comunidad, y el 50% del total reside en poblaciones de más de 50.000 habitantes

Rebosa tópico para una población, la andaluza, en la que uno de cada dos habitantes vive en ciudades de más de 50.000 habitantes, pero quien quiere llegar a Andalucía es una fuerza que alardea de conocer bien la tierra y que se nutre del agravio que sienten algunos agricultores hacia Bruselas y del rechazo cultural que causan en sectores conservadores los nuevos valores cosmopolitas, tales como la integración, la ecología o el feminismo, tan lejos de la caza, los toros y, en definitiva, la virilidad.

Un hombre supervisa la recolección en su parcela agrícola. Un hombre supervisa la recolección en su parcela agrícola.

Un hombre supervisa la recolección en su parcela agrícola. / Antonio Pizarro

¿Qué ha pasado en esta comunidad, donde hace sólo cuatro años el PSOE parecía imbatible, para que una fuerza situada más a la derecha que el PP pueda seducir a parte de la población con un mensaje que en los ochenta hubiese causado miedo?  

Cambio político y sociológico

Andalucía, el otrora granero de votos socialistas, vota el próximo 19 de junio y, es posible, que la mayoría que se constituya en el Parlamento vuelva a ser de centro y derecha, aunque más sesgada hacia el extremo porque Vox va al alza y Ciudadanos decae.

¿Es posible que, además, del cambio político se haya producido un cambio sociológico?

Quien fuera director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) Eduardo Moyano aclara la confusión de la propia pregunta del periodista. El cambio sociológico no cesa nunca, y por ello lo que se ha producido en los últimos años Andalucía es un relevo generacional importante. La mitad de los andaluces no vivieron el referéndum de la autonomía del 28 de febrero de 1980, que es la fecha que marcó la tendencia política en Andalucía en los siguientes 40 años. 

Como describe Eduardo Moyano, la mitad de los andaluces no vivió el 28-F

El rechazo de UCD a aquel referéndum y el liderazgo que el PSOE hizo de aquella cita, en competencia con otras posiciones de izquierdas como el PCE y el PSA, convirtieron a los socialistas en una suerte de partido de la tierra, un fenómeno que se acrecentó durante los gobiernos socialistas de un andaluz, Felipe González. Fue el PSOE que practicó un nacionalismo inverso, con sus símbolos, banderas y mártires, pero no buscaba la singularidad andaluza, sino eliminar las diferencias históricas para fundirse en España.

La fecha que marca, por tanto, Eduardo Moyano, la del 28-F, no es una más. Es un parteaguas. Los referentes ideológicos han ido mermando al pasar de los años por pura biología, han ido surgiendo otros en el caso de las nuevas generaciones y el resultante es una sociedad andaluza "más asimilable al conjunto de España".

Quien fuese director del IESA antes que Moyano, Manuel Pérez Yruela, caracterizaba a la Andalucía que llegó a la Transición por esta singularidad negativa. Andalucía sí era diferente, pero aspiraba a ser como el conjunto del país, de lo que se trataba era de superar un retraso económico y social que, en buena medida, hoy se ha resuelto. Aún existen las diferencias, sí, pero no son igual de graves. Por encima de los partidos y de los gobiernos, ha habido una institución, la Unión Europea, que ha sido la verdadera trasformadora de la comunidad, ya que como región de objetivo primordial para Bruselas ha venido recibiendo fondos adicionales al resto del país.

El voto de Vox procede del cabreado, del mismo que ya lo ha hecho por Podemos; del resto del franquismo sociológico, y del temeroso, del andaluz que compite por ayudas con el inmigrante o el estrella venido a menos que ya no puede contar chistes de mariquitas

Es posible que, como critica Vox, partido euroescépitico y antiglobalista, haya agricultores hastiados con Bruselas. Pero sin las ayudas de la Unión Europea y el libre acceso a los mercados, el campo andaluz hoy no existiría como tal. El flujo de rentas desde los países más ricos de Europa hacia el sur ha sido el más importante que Andalucía haya recibido nunca. 

Tanto Eduardo Moyano como Manuel Pérez Yruela fueron algunos de los sociólogos que mejor contaron cómo iba evolucionando la comunidad durante los decenios pasados. El IESA es un organismo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y cada año publicaba los mejores sondeos de opinión que nunca se han editado en la comunidad.

La Universidad de Granada también publicaba otro, pero ambos se fueron extinguiendo con los últimos gobiernos de Susana Díaz, cuando el PSOE ya había comenzado a prescindir de los valiosos profesionales que, sin ser militantes, le habían acompañado durante el largo trayecto. 

Una comunidad urbana

Andalucía es la comunidad más poblada de España, viven casi 8,5 millones de habitantes, de los cuales 6,3 millones tienen derecho al voto el próximo 19 de junio. Es una comunidad donde el campo ha tenido mucho peso, aunque uno de cada tres habitantes reside en una de sus 10 ciudades más grandes. Más que rural, es urbana, y aunque gobierna el PP con Ciudadanos, las dos últimas elecciones generales, las sucedidas en 2019, volvieron a colocar al PSOE como el partido más votado. Por tanto, cuídense de los tópicos a la hora de comprenderlo. 

Aún una porción muy importante de andaluces que seguirá votando al PSOE casi por una lealtad biográfica, son quienes se sumaron a este partido a lo largo de los gobiernos de Felipe González y de Manuel Chaves, personas con referentes ideológicos muy definidos, como quienes en 1996 votaron a José María Aznar. El PP también tiene una cuota fija en la comunidad, aunque fue en diciembre de 2018 cuando alcanzó su nivel más bajo, con Juanma Moreno. 26 escaños, la misma cifra que consiguió Gabino Puche en los ochenta.

Cuando el nacional populismo irrumpe son posibles los cambios radicales, sostiene César Calderón: tras Obama, vino Donald Trump

Según describe Eduardo Moyano, las lealtades ideológicas comienzan a flaquear por abajo de los 55 años. Son generaciones de andaluces que han tenido varios referentes políticos a lo largo de su vida, para quienes es más fácil cambiar del voto en función de sus intereses. Por debajo de ellos, en el territorio de los milenials, los valores e intereses, así como sus propios esquemas mentales, son los propios de las mismas generaciones que en el resto del país.

Girar 180 grados

César Calderón, director general de RedLines, responde que sí a la pregunta de si son posibles los giros electorales radicales. Y apunta: "Lo he visto en Estados Unidos, donde pasamos de Obama, un presidente del Partido Demócrata y progresista, a Donald Trump, situado más a la derecha que los propios republicanos". La causa que Calderón aporta es que los "nacional populismos" irrumpen, de este modo, en los electorados.

Vox es, claramente, un partido nacional populista, "sin programa", como explica Calderón, como lo fue Trump o con un programa que llevaría a la ruina a todos a quienes asegura defender. El ejemplo más claro es el de los agricultores y ganaderos, que venden en los mercados de la Unión Europea y se benefician de las altas rentas de otros países en modo de subvenciones. 

Calderón mantiene que el voto de Vox, cuya irrupción no sería novedosa en Andalucía, ya que la fija en 2018, se sustenta sobre tres sectores: el enfadado, que es el mismo elector cabreado que pudo votar en su día al primer Podemos; el resto que quede del franquismo sociológico en Andalucía, que siempre existió, y el del temeroso, el del miedo. Éste, en su opinión, es el peor. Es el andaluz, varón por lo general, que compite con los inmigrantes por las ayudas sociales, que padece delincuencia en barrios que antes eran tranquilos o el autónomo que ve cómo su negocio peligra en un mundo cada día más competitivo y que hoy ya no es la estrella de las fiestas donde contaba chistes de mariquitas. 

El mundo rural andaluz no deja de ser un gran imaginario. Como ha explicado Eduardo Moyano en muchas ocasiones, Andalucía no está formada por una miríada de pequeños pueblos, sino por una red de grandes municipios agrícolas, caso de Carmona, Osuna o Montilla. No son pueblos al borde de la desaparición ni legiones de jornaleros que viven de la subvención. El sector primario está mecanizado por completo, ha externalizado casi todas las actividades y, desde luego, la extracción, lo que hace que el temporero haya dejado de existir como clase social. 

Lo que sí subraya Eduardo Moyano es que una parte del campo ha tenido motivos para el enfado. La competencia dentro del sector primario también es brutal, y hay agricultores que bordean su modo de vida porque les resulta muy gravoso acompañar las exigencias europeas y los inputs con unos márgenes muy pequeños.

2018 como disrupción

Antonio Felipe, profesor de Ciencias Políticas en la UNED, coincide con Eduardo Moyano en la gradación del cambio generacional como fenómeno que explica también el político, pero apunta a que 2018 supuso un inicio de un nuevo ciclo electoral y que, por tanto, también hay disrupción. Como apunta este profesor, fue 2018, pero pudo ser antes, en 2012, cuando Javier Arenas ganó las elecciones autonómicas, aunque con una mayoría insuficiente para vencer a las izquierdas.

Una finca agrícola. Una finca agrícola.

Una finca agrícola. / Antonio Pizarro

El PSOE seguía en Andalucía una tendencia a la baja, no lineal, sino con picos y valles, pero que termina en diciembre de 2018. La mayoría de PP, Ciudadanos y Vox se produjo, en esa ocasión, por una abstención masiva de votantes socialistas. En torno a los 400.000, que Antonio Felipe considera de difícil recuperación para la marca. "Lo veo, al menos, complicado", subraya.

Apunta a que es un fenómeno parecido al que se vio en la Comunidad Valenciana, donde el PSOE perdió la Generalitat para abrir un ciclo de gobiernos del PP que terminó cuando los socialistas volvieron a gobernar. "Cuando se inicia un nuevo ciclo electoral, como ocurrió en Andalucía en 2018, es muy difícil la vuelta atrás", indica. 

El efecto movilizador de Vox en la izquierda también se desgasta, apunta el profesor Antonio Felipe. Es un error del PSOE entender todas las elecciones como un plebiscito.

En aquellas elecciones de 2012, Javier Arenas obtuvo 1.570.000 votos, el 40% de los emitidos, casi 50.000 más que el PSOE, pero la alianza con IU le impidieron gobernar. Juanma Moreno sólo logró la mitad en 2018, 740.000, de ahí que no sea una quimera que el PP se pueda acercar a la mayoría absoluta en julio. Esta vez no tiene a dos competidores de peso, porque Ciudadanos se está hundiendo, pero su problema es verse arrastrado a una coalición mucho más incómoda con Vox.

La irrupción de Vox movilizará a la izquierda, pero Antonio Felipe apunta que esta llamada al plebiscito -democracia o Gobierno de ultraderecha- también tiene su desgaste. "Es verdad que, en principio, Vox puede tener un efecto movilizador, pero el efecto susto también se agota en el tiempo. No sé si el PSOE se equivoca al plantear cada elección, la de Madrid, Castilla y León y Andalucía, en términos de plebiscito", añade.

Su opinión es que la campaña electoral puede jugar a favor del PP si este partido es capaz de mantenerla en un marco económico. "En esta campaña se va a hablar mucho de economía, porque estamos en una economía de guerra, y eso favorece al partido de Gobierno en Andalucía, que es el PP2, indica. 

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