EL JUICIO DE LOS ERE

El ex chófer de la cocaína y de los regalos declara ante el tribunal

  • Juan Francisco Trujillo, que puede acudir con su abogado, está citado como testigo, por lo que si responde a las preguntas tiene la obligación de decir la verdad y no puede mentir

Juan Francisco Trujillo, cuando salió de la cárcel de Morón de la Frontera, donde cumplió varios meses de prisión provisional.

Juan Francisco Trujillo, cuando salió de la cárcel de Morón de la Frontera, donde cumplió varios meses de prisión provisional. / julio muñoz / efe

Se trata de una de las declaraciones testificales de las más esperadas en el juicio de los ERE. Juan Francisco Trujillo, el que fuera chófer del ex director general de Trabajo y Seguridad Social Javier Guerrero, ha sido citado esta semana a declarar ante el tribunal. Es además el primero de los testigos que está investigado o procesado en otras piezas de ayudas individuales, por lo que su testimonio también resulta relevante dado que, en teoría, aunque está citado como testigo y por tanto con la obligación de contestar y decir la verdad, puede acogerse a su derecho a no responder a algunas preguntas que pudieran afectar a su derecho de defensa en las causas en las que figura como imputado.

En la providencia en la que se cita a declarar a Trujillo para mañana martes -hoy están citados el ex director de Administración y Finanzas de IDEA Antonio José Diz-Lois y Francisco Gómez Millán, de la Dirección Heneral de Planificación y Organización de los Servicios Públicos-, el tribunal comunica precisamente al ex chófer de Guerrero que puede acudir acompañado de letrado, "en aras de garantizar al máximo sus derechos, sin que ello suponga en modo alguno alteración de su estatus personal como testigo, ni implique personación alguna en la presente causa".

De esta resolución, contra la que no cabe recurso alguno, se desprende que Trujillo puede acogerse a su derecho a no declarar, pero si responde a las preguntas está obligado a decir la verdad y, por tanto, no puede mentir, como sí ocurre cuando presta declaración en calidad de investigado o de acusado.

La fase testifical del juicio vuelve a cobrar de esta forma relevancia porque la figura del ex chófer y las ayudas que recibió de su antiguo jefe, el ex director de Trabajo y Seguridad Social Javier Guerrero, representan el verdadero juicio de los ERE, donde se hace patente el destino irregular del dinero de las ayudas concedidas por la Junta de Andalucía.

La investigación de esta pieza separada está acabada e incluso la Fiscalía Anticorrupción ha presentado su escrito de conclusiones provisionales, en el que reclama una condena de 14 años de prisión para Javier Guerrero y Juan Francisco Trujillo por delitos continuados de falsedad, prevaricación y malversación de caudales públicos, en relación con las ayudas que por importe de 1.475.028,01 euros concedió Guerrero a su conductor, y parte de las cuales fueron destinadas a la compra de regalos y cocaína.

En el escrito de conclusiones provisionales, Anticorrupción relata que el ex director de trabajo y su chófer "idearon inicialmente la constitución de sociedades mercantiles para poder disponer para ellos de parte de los fonos públicos que tenía a su disposición la Dirección General de Trabajo con cargo a la partida 31L", conocida como el fondo de reptiles, y esas sociedades -Lógica Estratégica Empresarial e Iniciativas Turísticas Sierra Morena- recibieron cantidades "para financiar falsos proyectos de inversión".

Después, puestos de común acuerdo y "con ánimo de ilícito enriquecimiento" con un tercer procesado -Isidoro Ruz- decidieron que éste presentara como promotor ante la Dirección General de Trabajo "un proyecto, sin fecha, para el emplazamiento de una granja avícola en el cual como financiación de la inversión se disponía de una subvención de 450.000 euros".

Con el dinero, según reconoció el ex chófer en su declaración en 2012 ante la juez Mercedes Alaya, compró dos terrenos en Jaén y un piso en la calle San Luis de Sevilla.

Trujillo estuvo unos tres años como conductor del director general de Trabajo y en ese tiempo asegura que llegó a comprar hasta 25.000 euros al mes en cocaína, droga que consumían él y su jefe "a cualquier hora", según recoge aquella declaración, en la que el chófer afirma que fue el propio Guerrero quien le presentó a una persona que sabía dónde podía conseguir la cocaína, una sustancia que Guerrero le comentó que "le mantenía despierto". Con el dinero de las ayudas, según el chófer, le invitaba a tomar copas y cocaína, sustancia de la que cada uno podría consumir entre cinco y diez gramos al día, añadiendo que él preparaba unas "pequeñas bolsitas" que le daba a Guerrero. Afirmó además que le entregó entre 60.000 y 80.000 euros en efectivo, además de 4.000 euros en una serie de regalos como cuadros y relojes; le compró un piano valorado en otros 4.000 euros; ropa por otros 2.000 euros; 1.200 euros en telefonía móvil y 100 euros en bolígrafos Parker.

Trujillo también reveló que acudió por indicaciones de Guerrero en dos ocasiones en 2007 a Madrid para recoger dos sobres con dinero en metálico y que le entregó Antonio Albarrracín, responsable de Vitalia, uno de los brókers que operaba con la Junta en la tramitación de las pólizas. Uno de esos encuentros tuvo lugar a mediados de 2007 en la estación de Atocha y otro en octubre de ese mismo año, y en ambos casos le dieron un sobre de tamaño de un folio doblado por la mitad y en cuyo interior había billetes grandes, con un grosor de "dos dedos y medio".

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