Andalucía

La carrera de obstáculos de Juan Bravo con el Presupuesto

  • La Junta presentará el Presupuesto el 3 de noviembre, pero su aprobacion debe superar hitos como el debate de la comunidad, a un PSOE en modo congresual y puede que hasta un sondeo

Juan Bravo, en uno de los patios del Parlamento de Andalucía

Juan Bravo, en uno de los patios del Parlamento de Andalucía / Efe

“Que lo tumben ellos”. La contundencia de la frase, expresada por un miembro del Gobierno andaluz durante el pasado Pleno, sirve para demostrar que en San Telmo van en serio con el proyecto de Presupuestos de la Junta para 2022. La ley más importante del curso se presentará el próximo 3 de noviembre, miércoles, y luego el titular de Hacienda, Juan Bravo, irá al Parlamento para registrarla, como establece la norma. El consejero registrará el texto en la Cámara cuente o no con la mayoría para aprobarlo antes de fin de año, aunque en el Ejecutivo aseguran que no hay argumentos objetivos –ni a su izquierda ni a su derecha– para rechazar el proyecto de cuentas más abultado de la historia autonómica, con 43.800 millones de euros de montante total.

Bravo sabe de la dificultad que supone lograr la mayoría que sirve para aprobar las cuentas, aunque el caminar de la legislatura puede hacer pensar que la tarea es sencilla. El proyecto de Presupuestos de 2022 aterriza en un escenario político inédito por varias razones. La principal es que su debate se produce en el inicio del último curso de la legislatura, es decir, que el año próximo habrá elecciones en Andalucía. Eso ha provocado, por ejemplo, que los socios habituales del Gobierno andaluz hayan puesto en práctica una estrategia de alejamiento que hará muy difícil que PP y Ciudadanos vuelvan a rubricar un cuarto acuerdo presupuestario con Vox.

Las exigencias ideológicas del partido de Santiago Abascal y las injerencias de la política nacional dificultaron las negociaciones anteriores, pero los socios habituales del Gobierno siempre acabaron llegando a un acuerdo. Hasta ahora. Hace menos de seis meses, el cambio de portavoz –Manuel Gavira sustituyó a Alejandro Hernández– sirvió para inaugurar una nueva estrategia y el fin de una alianza muy ruidosa, pero también muy efectiva para el Gobierno de Juanma Moreno. El paradigma de este cambio fue la derrota del Ejecutivo de PP y Cs con la primera votación de la Lista, la nueva ley del suelo.

La segunda vez que la Lista fue al Parlamento, salió adelante con la abstención del PSOE, comandado ya entonces por Juan Espadas. En un movimiento especular, mientras Vox se alejaba del Gobierno, los socialistas se acercaban. El alcalde de Sevilla, incluso desde su campaña de primarias contra Susana Díaz, venía avisando de su intención de practicar una oposición de corte pactista. Desde el entorno de Espadas se admite que la apuesta por dejar pasar un presupuesto de un Gobierno de centroderecha es “disruptiva”, pero lo ven como una forma de recuperar la confianza del electorado en un momento “excepcional”: la salida de la crisis del Covid será más robusta si se hace con un Presupuesto que permita poner en unso los fondos europeos de recuperación.

Las dudas en el Gobierno sobre la oferta de Espadas

Espadas y Moreno salieron de la primera reunión sobre el presupuesto con el convencimiento de que, por primera vez en la historia autonómica, PSOE y PP podrían llegar a una entente y llegar a un acuerdo presupuestario. Los socialistas no darán su voto afirmativo al proyecto de JuanBravo, pero no descartan una abstención que permita su aprobación. ¿Cómo es posible esto después de una semana de duros intercambios a cuenta de la rebaja fiscal aprobada el miércoles por el Parlamento con los votos de PP, Cs y Vox? Según la portavoz socialista, Ángeles Férriz, criticar “con contundencia” una reducción de impuestos “para los ricos” no está reñido con hacer “una oposición constructiva”. Pero en el Gobierno andaluz no lo ven tan claro. El titutlar de Hacienda llegó a disociar su cargo y su persona para afirmar que, como consejero, veía difícil la aprobación de las cuentas, pero, como Juan Bravo, sí confiaba en esta posibilidad. Dentro del gabinete de Juanma Moreno hay quienes creen que lo de Espadas es un farol y que acabará echándose atrás, pero también hay quien considera que las cuentas superarán la más que probable enmienda a la totalidad que planteará Unidas Podemos y puede que Vox.

El calendario del debate presupuestario no juega a favor, desde luego. El PSOE volverá a reunirse con Juan Bravo el martes, aunque los socialistas están molestos porque titular de Hacienda haya organizado una ronda de reuniones con todos los grupos y no sólo con ellos. Además, Espadas, que este fin de semana está en el 40 Congreso Federal del partido del puño y la rosa, está en pleno proceso de consolidación como líder del partido. El cónclave andaluz será el fin de semana del 6 y 7 de noviembre, justo después de la presentación del Presupuesto, y hay que tener en cuenta que las familias que componen el PSOE andaluz todavía tienen que pasar por los congresos provinciales, que serán un foco de inestabilidad.

Al modo congresual del PSOE hay que sumar el debate sobre el estado de la comunidad que se celebrará en el Parlamento los días 27 y 28 de octubre, la semana previa a la presentación de las cuentas. Como ha ocurrido en este pasado Pleno con la reforma fiscal, la Cámara se convertirá en escenario de choques entre la oposición y el Gobierno. Y a todos estos obstáculos hay que sumar la probable publicación de la oleada de septiembre del barómetro del Centro de Estudios Andaluces. El organismo público, dependiente de la Consejería de Presidencia de Elías Bendodo, hizo público el sondeo en 2020 el 7 de octubre, por lo que acumula ya cierto retraso, así que será con casi total seguridad otro elemento desestabilizador en este debate presupuestario inédito y que todavía tardará semanas en resolverse.

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