El pacto tácito al que han llegado PP, PSOE e IU para apuntalar el número de cinco escaños como única posibilidad para tener voz propia en el Parlamento andaluz no suscitó ayer un solo comentario de la decena de dirigentes de PSOE, PP e IU que tuvieron actos públicos. Los partidos ejecutaron un nuevo acto de omertá política, tal y como sucedió hace unos meses con la frustrada subida de las dietas para el presidente del Parlamento, Manuel Gracia, y los portavoces adjuntos.

Todo cuando este pacto para endurecer las condiciones de acceso al Parlamento supone un hecho inédito, ya que ningún parlamento autonómico ha legislado hasta el momento en esta línea, más bien al contrario. La mayoría de los parlamentos autonómicos sólo requieren de tres diputados para formar grupo parlamentario (Comunidad Valenciana, Cantabria, Extremadura, Baleares, País Vasco, Navarra, La Rioja, Asturias, Murcia, Aragón o Castilla-La Mancha) y esto favorece la presencia de más grupos en sus cámaras, sobre todo, partidos regionalistas, aunque también es el caso de experiencias como Compromís en Valencia.

Sólo los parlamentos de Madrid y Galicia exigen cinco diputados para formar grupo, aunque en esos dos parlamentos los grupos minoritarios tienen más opciones de conseguir escaños al no ser tan caros como en Andalucía. En Madrid el precio de un escaño es de 36.000 votos. Sólo en Huelva es menor (35.651). En Sevilla un escaño vale 83.948 votos, el más caro de España. En Galicia el escaño ronda los 35.000 votos.

Cataluña también requiere de cinco escaños, pero la pluralidad de formaciones les llevó en 2011 a legislar para formar subgrupos de tres diputados con el fin de facilitar la ordenación del trabajo y los trámites parlamentarios. Canarias legisló para pasar de cinco diputados a cuatro. Castilla y León mantiene la extinta alternativa andaluza de pedir un 5% de votos, la misma fórmula que ofrece el Congreso de los Diputados.