La Voz Invitada de Andrés García Lorca

“Comer de temporada: barato, sano y sostenible”

  • El catedrático reclama al Gobierno que estructure un buen programa de inteligencia económica. “El Ministerio se regodea en una campaña publicitaria irrelevante”

El ministro de Consumo en las XXVI Jornadas Internacionales de Nutrición Práctica.

El ministro de Consumo en las XXVI Jornadas Internacionales de Nutrición Práctica.

Es el lema de nuestro ministro de consumo Sr. Garzón para promocionar los productos agrícolas y promover su consumo; todo un esfuerzo ímprobo para sus ajustadas capacidades intelectuales y por cuya razón, además, ha generado un gran disgusto a los productores de hortalizas de invernadero al dejar fuera de la promoción a hortalizas, que están en plena campaña, como el pimiento, el tomate, el calabacín o la berenjena. El mensaje en Twitter del Sr. Garzón no deja dudas al afirmar que las hortalizas que señala su catálogo respetan el ciclo natural de crecimiento, por lo que nos aseguran alimentos con más sabor, son más sanos, sostenibles y baratos.

Es cierto que no se puede pedir peras al olmo, dada la cortedad demostrada del intelecto del Sr. Ministro, pero es que sus asesores y técnicos que lo asisten parecen estar dentro de su misma órbita cuando incurren en semejante fallo, que no se puede considerar un lapsus mental sino que es fruto de una indigencia enorme de carácter cultural, científico y técnico, en orden al conocimiento de lo que supone el modelo de producción agrícola de estas hortalizas, excluidas, así como de sus características organolépticas.

Sin entrar en profundidades, no adivino que entenderá por ciclo natural de una planta el Sr. Ministro, me supongo que será el condicionado por la interacción de los factores climáticos y edáficos que se producen con las estaciones, pero no veo que sepa nada del concepto de óptimo climático y edáfico para el desarrollo de una planta. De otra parte, muestra mucha ignorancia al vincular las características organolépticas de una hortaliza al ciclo natural, pero eso ya es para nota.

Un cultivo sostenible es aquél en el que su producción es eficiente económicamente, socialmente justa y ambientalmente adecuada. Los cultivos de pimiento, tomate, calabacín y berenjena producidos en invernaderos, son un claro ejemplo de eficiencia productiva, de equidad social tanto por la estructura de la propiedad, como por el empleo que generan, y de adecuación medioambiental en razón de su huella hídrica, gestión ecológica, lucha biológica, consumo de dióxido de carbono y eficiencia energética; razones además, por las que son más sanos que cualesquiera otro producto hortícola que no se produzca en estas condiciones; sin olvidar el exhaustivo control fitosanitario al que están sometidos y que es su garantía de salubridad.

Otra cosa es el concepto de barato o caro que está en función de varios factores, que podríamos ir detallando, pero que en definitiva es la ley del mercado la que puede justificar esa calificación.

Uso del dinero público

Es claro que el Ministerio de Consumo es un ministerio inútil, cuyo titular solo ha servido para perjudicar al modelo productivo agroalimentario español y que, además, se ha constituido en lo que popularmente se conoce como “un tonto con iniciativa” del que solo cabe esperar sobresaltos y desgracias. La ciudadanía puede entender, que no comprender, que el dinero público se despilfarre en crear entidades públicas innecesarias e incluso ineficientes, como pago en especie de servicios políticos asistenciales, pero que no estorben más el desarrollo del sistema productivo que bastantes dificultades tiene con el esfuerzo fiscal al que está obligado.

Es por ello que, en un contexto como el actual, donde las transformaciones en el sistema de producción agraria empiezan a dibujar nuevos modelos, se pierda el tiempo y las energías en tonterías y frivolidades de esta naturaleza, cuando la acción de gobierno debería dirigirse a detectar y promover las condiciones más oportunas y necesarias para facilitar los cambios estructurales que se advierten en el modelo y que van a afectar a la estructura de la propiedad, al tamaño de las explotaciones y a los cultivos.

Punto de inflexión

Los aspectos anteriormente señalados ya han comenzado a variar en función de los factores socioeconómicos que en estos momentos se están desarrollando y que tienen como origen los nuevos paradigmas que tratan de ajustar la producción a las economías de escala y a las demandas del mercado como consecuencia a su vez de cambios geopolíticos que se están desarrollando. La crisis de Ucrania supone un punto de inflexión en el esquema de la globalización y ya ha generado desequilibrios en los mercados internacionales tanto de productos como de insumos para la producción.

En esta situación y con un enorme déficit, por parte del Estado y de muchas empresas, de un recurso básico para hacer frente al presente y al futuro como es la inteligencia competitiva, unido a los problemas generados por el desajuste económico que produce la inflación y el excesivo peso de la deuda, el Ministerio de Consumo se regodea en una irrelevante campaña publicitaria para justificar su inacción política e institucional.

Tal vez, con lo que cuesta el Ministerio de Consumo, uno sesenta millones de euros, se puede estructurar un buen programa de inteligencia económica y ayudar a la toma de decisiones de las instituciones y empresas, con respecto a la conveniencia y orientación de los cambios estructurales del modelo productivo de base agroindustrial, en función de los cambios previsibles del mercado, así como cualquier otra iniciativa que beneficie al sector.

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