La crítica · Soníos negros

Y el cante murió con él...

  • María del Mar Moreno ha encontrado la horma de su zapato con Paco Sánchez Múgica y Gaspar Campuzano.

Tú, ponte negros vestidos/ y no cantes, compañera.../¡Por tus muertos te lo pido!/¡Déjame llorar, serrana/por seguiriyas bajito/mientras está agonizando/en la bordona un suspiro. Estos versos de Anchafé (Antonio Chacón Ferral), escritos días después de la muerte de Manuel Torre son el mejor resumen de ‘Soníos negros’, el estreno que ayer presentaba María del Mar Moreno, y que puso el broche final al XIX Festival de Jerez.   

Riguroso negro, tenebrismo, tones ocres, muy al estilo de La Zaranda, y un hilo narrativo perfectamente estructurado conforman un espectáculo en el que María del Mar Moreno ha encontrado por fin la horma de su zapato con Paco Sánchez Múgica y Gaspar Campuzano. Cierto es que desde hace unos años la bailaora jerezana ha necesitado de una parcela teatral para canalizar sus ideas y su baile, una parcela que hasta entonces, al menos desde mi punto de vista, no había encontrado una conexión como la que consigue en ‘Soníos negros’. 

Ese fondo telúrico intrínseco a la personalidad artística de Gaspar Campuzano se hace notar de principio a fin con detalles simples pero muy directos que ayudan a entender lo que se está contando. Además, nunca se pierde la atención, otro de los grandes aciertos, pues hasta el último instante, que coincide con el entierro de Manuel Torre, el público esperaba entusiasmado qué ocurriese algo más. 

Esta vez la parte teatral completa y engrandece una obra que a nivel artístico tiene muchísima consistencia. Evidentemente, todo se sustenta en la seguiriya de Manuel Torre, esa agonía sonora que maneja como nadie Antonio Malena, como siempre, parte primordial para la bailaora. Porque El Malena no sólo asume el papel de Torre con total descaro en términos teatrales, sino que además condimenta sus apariciones con cante de verdad.   

Mediante la conversación de Antonia La Gamba, primera mujer del cantaor, con su sobrina (excelente el trabajo de interpretación de ambas, María Duarte y Ana Oliva) discurre el hilo conductor de ‘Soníos negros’, que en lo meramente flamenco se apoya en la discografía del jerezano, desde la citada seguiriya, que aparece constantemente en la obra (quizás demasiado), la soleá o la malagueña pasando por las cantiñas y hasta la saeta (otro detalle del espectáculo al rememorar, con corneta incluida, aquella fecha histórica en la que Manuel Torre lleva la saeta por seguiriyas a Sevilla). 

Lógicamente y con la seriedad que ostentan esos cantes (unida a la propia personalidad de Torre, marcada por el misterio), es normal que la escena del mismo transcurra con el negro como referente. Sólo el cante por cantiñas, que El Tolo, ejecuta de manera extraordinaria pues acelera lo suficiente el ritmo como para situarnos en la época de la que estamos hablando, ilumina un poco la escena y es donde vemos a una María del Mar Moreno mucho más alegre. El resto transita por la pena y la agonía, pero como siempre, bailando al cante y rebuscándose con esa verdad que esconde la bailaora en cada movimiento.

En ese discurrir por la última etapa de la vida del cantaor nos deja el estremecedor quejío de Manuel Malena por malagueñas, la altanera soleá que se marca María con El Tolo  y Antonio Malena de fondo, y la exquisita farruca (detallazo el de incluir a su forma el aire de los campanilleros) en la que la guitarra de Santiago Moreno imprime un sabor melódico al baile de su hermana, y que supone otro de los puntos de inflexión del montaje.

Baile

'Soníos negros'

Baile: María del Mar Moreno. Cante: Antonio Malena, Manuel Malena y Antonio Carpio ‘El Tolo’. Guitarras: Santiago Moreno y Antonio Malena hijo. Palmas: Ale de Gitanería y Javier Peña. Actrices: Ana Oliva y María Duarte. Corneta: Jesús Jiménez. Dirección: María del Mar. Dirección artística: Antonio Malena. Dirección teatral y espacio escénico: Gaspar Campuzano. Dramaturgia: Paco Sánchez Múgica. Dirección musical: Santiago Moreno. Ayudante de dirección: Javier Padilla. Iluminación: Sergio Monge. Sonido: Pepe Carnacea. Vestuario: Fátima Canca, José María Núñez y Tras el Trapo. Fotografía: Juan Carlos Toro. Comunicación: Paco S. Múgica. Una producción: Jerez Puro. Día: 7 de marzo. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.

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