Vivir en Huelva

Licenciados en seguridad vial

  • Alumnos de Secundaria aprenden los riesgos potenciales de superar los límites de velocidad, de no tener abrochado el cinturón o de conducir bajo el efecto de las drogas

La seguridad vial salva vidas. Y no es un eslogan publicitario ideado especialmente para captar la atención del público y que su mensaje penetre en todo el arco de edad de nuestra sociedad. Es una realidad de nuestro día a día y, como tal, un elemento transversal en la educación que requiere el compromiso de todas las administraciones.

Bollullos par del Condado es uno de los municipios que ha hecho suya esta filosofía, como demuestra la novena edición de Seguridad Vial en la que han participado 260 alumnos de los centros de enseñanza de Secundaria del municipio.

Una de las pruebas que mayor impacto causó en los jóvenes fue la posibilidad de conducir un coche de pedales mientras portaban unas gafas que distorsionan la percepción. Con ella se simulan los efectos de conducir cuando se supera la tasa de alcohol y los sentidos se ven mermados por dicha sustancia en el flujo sanguíneo.

De este modo, los alumnos pudieron comprobar en primera persona las dificultades de mantener el coche sobre la pista y evitar las colisiones.

Otra de las experiencias que más sobrecogió a los jóvenes fue escuchar de viva voz a una víctima de accidente de tráfico que quedó postrado en una silla de ruedas. Desde la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (Aesleme) se desarrollan este tipo de ponencias que dan una dimensión cercana de los riesgos potenciales de superar los límites de velocidad, no tener abrochado el cinturón o conducir bajo los efectos de las drogas.

Para esta labor de concienciación, dos internos de la prisión provincial La Ribera ofrecieron su testimonio sobre cómo hechos delictivos relacionados con la triada alcohol-drogas-conducción les llevó a la cárcel. Los técnicos encargados de este programa y la educadora social de la prisión reforzaron estas palabras para escenificar las penas que entraña incumplir la ley.

El último ala de formación llegó de la mano de una instructiva charla a cargo de la asamblea local de Cruz Roja, que desgranó cómo se debe actuar frente a un accidente de tráfico, con claves explícitas de qué hacer a la hora de socorrer a alguien que se ha visto inmerso en una colisión o ha sido atropellado. Los técnicos aconsejaron a los jóvenes actuar con calma, cabeza fría y diligencia, porque los minutos que transcurren desde el accidente hasta que los servicios sanitarios acuden al lugar son vitales para la víctima.

De ahí que recordaran el protocolo PAS: Proteger, Avisar y Socorrer. Ello implica asegurar la zona del accidente para evitar nuevos siniestros y la seguridad del resto de personas. Tras ello y, según la gravedad del accidente, es necesario llamar a los servicios de emergencias del 112, precisamente para no demorar la llegada de los profesionales médicos. Por último, una vez asegurada la zona, se puede prestar ayuda a los accidentados.

Se trata de una obligación moral, pero además una exigencia recogida tanto en el Reglamento General de Circulación como en el Código Penal.

Además, los responsables de Cruz Roja también dieron nociones de primeros auxilios para practicar el boca a boca y la reanimación cardiopulmonar.

La concejala de Tráfico y Seguridad Ciudadana, Lidia Infante, destacó lo productivas que son de este tipo de jornadas. A la par, incidió en cómo este tipo de iniciativas reducen de una manera significativa el número de accidentes y permiten dotar a los jóvenes de la localidad de una mayor y mejor formación.

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