Vivir en Huelva

El Club Andévalo peregrina a Fátima

  • La expedición ha sumado más de un centenar de personas

  • Se ha unido a los colegios de Attendis en Huelva, Tierrallana y Entrepinos

La Peregrinación a Fátima ha sido uno de los actos principales de la conmemoración del 25 aniversario del comienzo de las actividades del Club Andévalo de Huelva. Los organizadores querían que fuera dentro del centenario de las apariciones de la Virgen.

La historia de Andévalo está de alguna manera vinculada a este santuario pues, en estos 25 años de existencia, raro ha sido el año en que el club juvenil ha faltado al campeonato internacional de fútbol qué se celebra allí durante la Semana Santa.

Para la peregrinación se unieron a los colegios de Attendis en Huelva, Tierrallana y Entrepinos. Éste conmemora su 40 aniversario en 2018. La expedición sumaba más de un centenar de personas entre mayores y pequeños; el viaje se realizó en dos autobuses más algunas familias que viajaban en coche.

En plan aparecía a primera vista con un horario muy apretado. Salida el sábado a las 7:00 de la mañana desde Huelva. Una parada para desayunar; almuerzo en Lisboa junto a la desembocadura del Tajo con visita a la Torre de Belén, los Jerónimos... Cuando estaban entrando en Lisboa llamó la atención, al cruzar el puente colgante, ver el Cristo con los brazos abiertos hacia esa ciudad de conquistadores, abierta a su vez al mar: era un recuerdo del famoso Cristo del Corcovado de Río de Janeiro.

Sobre las 16:00 se llegó a Fátima. Directamente se dejaron los equipajes en el hotel, que estaba situado justo al lado de la explanada. Y con gran ilusión los peregrinos se dirigieron a la Capelinha, la encina de la época testigo de ellas, la Basílica antigua y la nueva... En la expedición iba un buen conocedor de Fátima, y resultó ser un magnífico guía. Pensaba que era demasiado detallista y que hablaba demasiado, pero la verdad es que todos -mayores y pequeños- querían escuchar más detalles de cada rincón singular.

A las 19:15 fue el acto principal de la peregrinación, la misa en español en la misma Capelinha de las apariciones. El capellán del grupo, Emilio Ruiz, fue el celebrante principal. En esta misa dos socios del club juvenil hicieron la ofrenda a la Virgen de un cirio conmemorativo de los 25 años de Andévalo, con gran emoción de todos los presentes. Resultó algo muy especial.

Después de la cena en el hotel aún quedaban emociones fuertes. A las 21:30, por cierto, con un frío imponente, no quisieron faltar al rosario y posterior procesión de las antorchas. Algunos del grupo (Eduardo, Antonio, Porti, José Ignacio) tuvieron el privilegio de llevar a la Virgen Peregrina, y todos con sus velas acompañaban este rosario internacional abarrotado de gente joven.

El domingo, nuevo madrugón, comenzando el día con la posibilidad de confesarse y oír misa en el hotel. Tras el desayuno esperaban los autobuses para ir a Aljustrel, el pueblo de los tres pastorcillos. Hubo un recorrido completo el llamado vía crucis de los húngaros, que va desde donde dejan los autobuses hasta la entrada al pueblo. Parecía que los más pequeños de la expedición se podían cansar pronto, pero fueron los más entusiastas, particularmente en el canto de "El trece de mayo la Virgen María…" entre estación y estación. Además del pueblo, con las casas de Lucía, Jacinta y Francisco, se pudo visitar los Valinhos y los lugares de las apariciones del ángel.

Después del almuerzo en el hotel, muchos quisieron volver a la explanada para hacer las últimas peticiones a la Virgen en la Capelinha. Otros se dirigieron también en la Basílica, para despedirse de los tres pastorcillos: Jacinta y Francisco -ya santos, desde que fueron canonizados por el Papa Francisco el pasado 13 de mayo- y de Sor Lucía.

Andrés Prieto Álvarez, del Club Andévalo, resalta que "aunque el plan parecía y fue apretado, sin embargo, llama la atención que todos, mayores y pequeños, coincidían en el viaje de vuelta, en las ganas de repetir la peregrinación tal cual y pronto". "El comentario -añade- de uno de los mayores, que era la primera vez que iba a Fátima, resumía muy bien lo que se respira allí: Fátima tiene un magnetismo que no te esperas, por el que cuesta mucho marcharse".

En palabras de Marta Escolano, directora del colegio Tierrallana, "fue sin duda un viaje de familias. El tiempo acompañó que también es importante y no hubo ningún contratiempo. Nuestros hijos disfrutaron muchísimo por estar juntos y relacionarse con niños de distintas edades".

David Cercas, director del colegio Entrepinos, añade que "peregrinamos para agradecer a la Virgen su protección y cuidado en la labor educativa de estos centros. Ha sido una convivencia de las familias en un ambiente de alegría, en el que ha destacado el espíritu de servicio y el clima espiritual de recogimiento. Sin duda, una experiencia inolvidable que fortalece los lazos entre padres e hijos, porque rezaron y cantaron juntos, mostrando los niños un comportamiento ejemplar".

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