Toros

Puerta grande para Manzanares y Talavante y oreja para Padilla

  • El torero de Jerez, que reaparecía en una plaza de primera tras el percance de Zaragoza y el festejo de Olivenza, fue obligado a saludar tras hacer el paseíllo

GANADERÍA: Toros de Domingo Hernández, Garcigrande (tercero y quinto) y Parladé (sexto bis tras partirse el pitón el titular del mismo hierro), muy desiguales de presentación, alguno en el límite de la categoría de la plaza. TOREROS: Juan José Padilla, estocada caída (oreja tras aviso). En el cuarto, media estocada (ovación); José María Manzanares, gran estocada en los medios, recibiendo (dos orejas). En el quinto, dos pinchazos y estocada (silencio tras aviso). Alejandro Talavante, estocada (oreja). En el sexto, estocada trasera (oreja tras aviso). Incidencias: Plaza de Valencia. No hay billetes.

José María Manzanares y Alejandro Talavante fueron los triunfadores de la séptima corrida de Las Fallas. El alicantino desorejó a su primero, al que cuajó una bellísima faena, mientras que el extremeño estuvo muy entregado y variado, cortando una oreja a cada uno de sus dos toros. Padilla, que regresaba a una plaza de primera tras el gravísimo percance de Zaragoza y su reaparición en Olivenza, también logró tocar pelo en una templada labor ante el toro que abrió plaza, de Domingo Hernández. Fue obligado a saludar tras el paseíllo.

El jerezano pudo disfrutar con su primero, que embistió de cine por el pitón derecho. Toreó muy despacio a la verónica y por chicuelinas. El toro llegó a la muleta muy medido en su fortaleza, lo que aprovechó Padilla en tandas por el derecho. Estocada caída y primera oreja de la tarde. Ante el cuarto, feo y deslucido, Padilla echó las rodillas al suelo para recibirlo con una larga cambiada. El jerezano renunció a poner los palitroques y el trasteo careció de ligazón.

La cumbre de la tarde se alcanzó con el segundo y llevó la rúbrica de Manzanares, que cuajó una faena memorable con una muleta manejada con un temple deslumbrante. Sencillamente soberbia una tanda de tres derechazos enlazados con un precioso molinete y un extraordinario pase de pecho. Y la plaza loca. En los mismos medios lo citó para matar en la suerte de recibir. Estoconazo hasta las cintas. Dos orejas. La faena de la feria. Con el quinto, Manzanares lo puso todo, pero faltó rival. Aun así, lo mató de primeras y le cortó la oreja.

Ante un toro que manseó, Talavante salió arreado y fue arrollado en tres ocasiones. El toro lanzaba gañafones, pero delante tuvo a un valiente que no se dejaba ganar la pelea y acabó cuajando una variada faena. Tras la estocada paseó la oreja. El sobrero, sin clase, se movió y sirvió para que Talavante amarrara el triunfo. Hubo personalidad y variedad en una labor iniciada con estatuarios a punto de ser volteado. Mató rápido, cayó la oreja y se lo llevaron a hombros junto a Manzanares.

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