Toros

Orejas para Juanito, Toñete y Marcos en el festejo inaugural de Olivenza

  • La novillera María del Mar Santos fue cogida al entrar a matar y sufrió varias contusiones

Los novilleros Juanito, Toñete y Marcos cortaron una oreja cada uno en el primer festejo de la Feria de Olivenza, una novillada con seis actuantes, en la que María del Mar Santos resultó feamente cogida al entrar a matar al primero, sufriendo una tremenda paliza; entre tanto Alfonso Cadaval y Alejandro Adame, que debutaba con picadores, fueron ovacionados. Con dos tercios de entrada y fuertes ráfagas de viento, se lidió un encierro de El Freixo.

El que abrió plaza, con raza y genio, cogió en la suerte suprema a María del Mar Santos. Tras una labor firme y muy molestada por el viento, el astado le lanzó varios gañafones hasta arrancarle el chaleco. Luego, tremenda paliza. Sufrió "contusión en el muslo derecho con pequeña escoriación, dolor en la pala ilíaca derecha y en el sacro, contusión fronto-temporal derecha y una escoriación en el lado derecho del cuello, trasladada al Hospital Infanta Cristina para completar estudio radiológico".

El sevillano Alfonso Cadaval y el mexicano Alejandro Adame fueron ovacionados

Se vio muy hecho a Juanito con un novillo con calidad que permitió al portugués mostrar su versatilidad capotera antes de manufacturar una faena recia, iniciada de rodillas y compuesta de muletazos largos y embraguetados, con soltura y buen trazo. La espada redujo el premio a una sola oreja.

El aire impidió estirarse a Alfonso Cadaval en el tercero, novillo noble que tendió a abrirse y perder el objeto al final de cada pase, una circunstancia que impidió que la faena del sevillano, que contó con fases de toreo templado, adquiriera continuidad.

El inicio de faena de Toñete al buen cuarto tuvo enjundia. En el tercio, fijando al animal con muletazos en redondo con la pierna flexionada, que fueron el prólogo de una faena desenvuelta, bien descrita, y rematada con prontitud acero en mano.

Toreó con expresión a la verónica Marcos al quinto que luego brindó al cielo en memoria de su abuelo Domingo Hernández. La facilidad fue la principal virtud de una faena epilogada con circulares invertidos en terrenos de cercanías y concluida de una efectiva estocada.

Alejandro Adame recibió a portagayola al último, un animal incómodo, que protestó más y tuvo un viaje más corto que sus hermanos frente al que evidenció seguridad y recursos el joven mexicano. Consiguió buenos pasajes en una faena que sólo tuvo la mácula de su rúbrica.

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