Toros

Enorme Perera en un año atípico

  • El matador de toros extremeño ostenta el cetro del toreo por su regularidad y dos salidas a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas El vasco Iván Fandiño le sigue a la zaga

La temporada 2014 fue atípica debido a varios factores ajenos a lo sucedido en el ruedo. Entre los mismos se encuentran la incidencia de la crisis económica, que continuó provocando un descenso ostensible tanto de espectáculos como del número de espectadores, una marea antitaurina que ha alcanzado incluso a varias plazas claves de América, como Bogotá o Quito y, de manera contundente, la desunión dentro del sector, con un litigio entre la empresa Pagés y varias figuras agrupadas en el ya extinto G-5 que dejó a Sevilla sin la aportación de Morante de la Puebla, El Juli, Manzanares, Perera y Talavante, con los tendidos despoblados y sin ambiente en las calles aledañas a la Maestranza en la Feria de Abril. Únicamente la reciente aprobación por parte del Congreso de los Diputados de la tauromaquia como Bien de Interés Cultural (BIC), gracias a los votos de los populares ha servido como pequeño foco de esperanza a un año enrarecido en muchos aspectos y en el que dentro de los ruedos ha brillado Miguel Ángel Perera.

Perera se erigió en el triunfador del escalafón superior gracias a su regularidad y principalmente a sus grandes triunfos en Las Ventas, plaza de la que salió a hombros por partida doble y de manera consecutiva dentro de la Feria de San Isidro. El pacense cortó cinco orejas -tres en la corrida de Victoriano del Río y las otras dos dos de un toro de Adolfo Martín- en el abono madrileño. También alcanzó un nivel muy alto en Pamplona, Bilbao, Albacete, Salamanca y Nimes, cortando cinco orejas en una corrida en solitario, con toros de Jandilla. El extremeño desplegó valor y temple extraordinarios.

El vasco Iván Fandiño fue, tras Perera, el espada que más caló entre los aficionados; saliendo a hombros en Madrid en una ocasión y en otras plazas de primera categoría, como Pamplona.

En un escalafón con 188 matadores de toros quedó como líder estadístico el jerezano Juan José Padilla, sumando 68 corridas y cortando 100 orejas. En la temporada, en la que falleció el maestro José María Manzanares a la edad de 61 años, faltó mayor competencia e intensidad, con algunos mano a mano sin sentido entre el rejoneador Hermoso de Mendoza y varias figuras a pie. Destacó una vez más la veteranía de un Ponce incombustible y la aportación de otros dos veteranos como Espartaco y Joselito, quienes retornaron ocasionalmente a los ruedos con éxito; al igual que El Soro, tras un calvario. Por su parte, José Tomás volvió para torear únicamente tres corridas, dos de ellas en Andalucía -Málaga y Granada-.

En cuanto a los novilleros, nos encontramos en un período de esperanza en el que un puñado de nuevos valores despertaron las ilusiones de una mermada afición a la que el propio sistema está arrinconando. Su líder, José Garrido, triunfó en su gesta en solitario en Bilbao y salió a hombros en Sevilla junto a Borja Jiménez -segundo del escalafón novilleril-, otra de las novedades más atractivas. David Miranda, Filiberto, Espada, Martín Escudero, Clemente, Gonzalo Caballero, Álvaro Lorenzo y Rey completan los diez primeros puestos. A ellos se suman otra decena a los que se espera con interés en 2015. El mundo del rejoneo continuó capitaneado por un ambicioso Diego Ventura y el veterano maestro Hermoso de Mendoza. Y en el aspecto ganadero, Garcigrande, Victoriano del Río o Miura, entre otros hierros, mantuvieron un buen nivel a lo largo de 2014.

La temporada fuera de los ruedos dio para mucho, aunque en algunos casos y lamentablemente las noticias fueron negativas. Un año en el que el protagonista de luces fue, sin duda, un enorme Miguel Ángel Perera en lo artístico.

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