feria de san isidro | duodécima corrida en las ventas

Colombo destaca en su debut

  • El venezolano da la única vuelta al ruedo tras petición mayoritaria de oreja

  • Los sevillanos Aguado y Serna se marchan de vacío

  • Encastada novillada de El Montecillo

La primera novillada del ciclo isidril resultó, en su conjunto, un espectáculo con escaso brillo artístico. El venezolano Jesús Enrique Colombo y los sevillanos Pablo Aguado y Rafael Serna, quienes se enfrentaron a una encastada novillada de El Montecillo, muy desigual en hechuras y comportamiento, destacando el bravo cuarto, se marcharon de vacío. Eso sí, a Colombo, en su estreno en Las Ventas, el presidente le negó un trofeo solicitado mayoritariamente por el público.

Jesús Enrique Colombo, que debutaba y contó con el mejor lote, logró lo más destacado y dio la única vuelta al ruedo del festejo en el cuarto acto. El diestro venezolano, pundonoroso, se las vio en primer lugar con un astado de buenas hechuras y que resultó manejable. El torero no pudo lucirse con la capa, ante la que se frenó un par de veces el burel y anduvo fácil en banderillas. La faena, que no pasó de entonada, tuvo como cota más alta de toreo una serie al natural en las rayas. En la suerte suprema, salió rebotado a cambio de un pinchazo en hueso. Se tiró de verdad para matar de estocada hasta la mano. Fue ovacionado.

Colombo recibió al cuarto ganando terreno a la verónica. El animal, montado, con movilidad y manejable; Colombo, voluntarioso y con garra, tras banderillear con espectacularidad, concretó un trasteo interesante que comenzó con unos bellos doblones y en el que faltó por momentos más ajuste. Cerró con unas bernadinas escalofriantes. Y se llevó un pitonazo a la altura de una rodilla a cambio de una estocada. El público, rendido, solicitó una oreja, que fue denegada por el presidente, quien recibió una bronca de órdago. El premio quedó en una merecida vuelta al ruedo.

Pablo Aguado, que este mismo año tuvo una buena actuación en Las Ventas, donde fue cogido, cumplió ante un lote dispar. Con el castaño, bocidorado y algo aleonado segundo se empleó en un trasteo con oficio y despliegue técnico ante un novillo incierto y de embestidas descompuestas. Remató las tandas con hondos pases de pecho. Lo mejor y por donde debía haber comenzado: unos ayudados por bajo. Tras una estocada caída, el puntillero falló y el espada precisó de una segunda estocada; siendo silenciado.

Con el serio quinto, que se empleó en varas, Aguado toreó muy bien con el capote, tanto en unas verónicas de recibo, como en un quite por chicuelinas o en un galleo precioso para llevar el novillo al caballo. Un novillo que en la muleta embistió bien por el pitón derecho, pero que buscaba el bulto por el izquierdo. Aguado, a punto de ser cogido cuando manejaba la zurda en un ayudado por alto, logró lo mejor en dos tandas con la diestra, una de ellas de mano baja y otra corta y con ligazón. Mató de espadazo y fue ovacionado.

Rafael Serna, que el año pasado consiguió un trofeo y sufrió una durísima cornada en este ruedo, contó con el peor lote. Se las vio en primer lugar con un astado negro, salpicado, con mucha caja y peso, abrochadito de cornamenta. El sevillano quedó al descubierto peligrosamente, tras perder pie por un enganchón en uno de los lances de recibo. Colombo, muy activo y con entrega, se marcó un buen quite por chicuelinas. Serna, en la media distancia, dibujó muletazos suaves en una labor silenciada al manso y noble animal, que no caló en el tendido y que remató de estocada.

Con el manso sexto, que medía, Serna anduvo con dudas en el tanteo inicial de un trasteo nuevamente silenciado, que finiquitó de inmediato de estocada y tres descabellos.

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