Toros

Buena impresión de Rocío Romero el día de su debut con picadores

La novillera Rocío Romero, quien cortó ayer una oreja en su debut con picadores.

La novillera Rocío Romero, quien cortó ayer una oreja en su debut con picadores. / josé martínez asencio

El debut con picadores de la andaluza Rocío Romero era el principal atractivo del festejo que cerró la miniferia de Invierno de Vistalegre, pues desde hace ya unos años apenas hay presencia femenina en el escalafón de matadores y de novilleros.

Era tarde, pues, de examen, ante la cátedra madrileña para esta cordobesa que, después de destacar en la gimnasia rítmica, decidió cambiar las pistas sintéticas por la arena de los ruedos. Y lo cierto es que Rocío Romero causó una buena impresión entre los aficionados con una actuación que pudo ser redonda de no fallar reiteradamente con la espada ante el segundo novillo de su lote.

La cordobesa corta una oreja y pudo obtener mayor premio si no falla con los aceros

Ya con el anterior, que se paró pronto y embistió sin brío, se pudo apreciar que, aparte de su aún escaso oficio, la cordobesa tiene la virtud del reposo y de la seguridad ante los pitones, en una faena de altibajos que remató de una estocada fulminante, volcándose en la ejecución, para cortar la oreja.

Pero ese acierto con la espada fue precisamente el que le faltó con el sexto para haber superado con nota alta la prueba de su salto de categoría, pues de no ser por varios pinchazos y una retahíla de descabellos -a punto estuvo de sonar el tercer aviso- Rocío Romero bien pudo haber abierto la puerta grande del Palacio Vistalegre.

Ese sexto utrero, el de más cuajo y volumen del noble encierro de El Parralejo, tuvo una embestida muy pausada que la cordobesa aprovechó para templarse y gustarse, toreando con relajo y buen gusto con ambas manos y rematando las tandas con recreados pases de pecho.

Se jaleó con fuerza la faena desde los tendidos, que, a pesar del vía crucis de la espada, tributaron a Rocío Romero una fuerte ovación de despedida en reconocimiento al prometedor concepto que demostró.

Sus compañeros de cartel, Toñete y Ángel Téllez, son dos novilleros mucho más avezados que, como la debutante, pasearon también sendas orejas en Vistalegre, aunque sin despertar un gran entusiasmo.

Ante lotes de noble y dúctil juego -especialmente el de Toñete-, los varones del cartel evidenciaron que tienen un sobrado oficio para resolver sin mayor dificultad pero sin añadir la suficiente determinación para redondear sus faenas y trascender más allá de un premio que se antojó escaso ante las posibilidades que les ofrecieron sus novillos.

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