pablo derqui. 'pulsaciones'

"Si alguien empezara a vivir lo de Álex se pegaría un tiro"

  • Álex es el neurocirujano trasplantado que recibe los recuerdos del donante

  • Fue Enrique IV en 'Isabel'

Álex (Pablo Derqui) contempla el lugar de trabajo del donante de su corazón, Rodrigo (Botto), en 'Pulsaciones'.

Álex (Pablo Derqui) contempla el lugar de trabajo del donante de su corazón, Rodrigo (Botto), en 'Pulsaciones'. / globomedia

Se echa a las espaldas las tramas de Pulsaciones, cuyo segundo capítulo emite hoy Antena 3. Pablo Derqui (Barcelona, 1976) es Álex, un neurocirujano que recibe el corazón de un donante fallecido, Rodrigo (Juan Diego Botto), y que le transmite sus recuerdos y ansias para resolver los crímenes que este periodista estaba investigando.

-¿Aún le paran por la calle por su papel en Isabel como Enrique El Impotente?

-Sí. Me sorprende la relevancia que alcanzó aunque no era un papel demasiado grande. Enrique IV se las traía para interpretarlo.

-¿Es más difícil un personaje de época que uno de la actualidad, como Álex?

-Son iguales, el trabajo te va haciendo el callo: te pones el disfraz y entras en el papel. En la ficción histórica asumes mejor un personaje con los ropajes, porque prima más la palabra. Todo se tiñe de manera más legendaria, más vistosa. En la cotidianidad la lupa del espectador está más próxima. Es mas complicado ser verosímil.

-Álex es un protagonista complicado. Nada que ver con los protagonistas idílicos de la televisión de años atrás.

-De entrada queríamos que fuese muy antipático, que provocara el rechazo del espectador, para ir acompañándolo en esa experiencia del trasplante y sus reacciones tan imprevistas. Por supuesto que no está demostrada la memoria del corazón, pero dramáticamente es muy interesante. Pulsaciones es más ciencia ficción. Desde la soberbia de Álex se le van bajando los humos al sentir amor por una persona que no conoce, a vivir sentimientos que no puede dominar...

-Es al menos argumentalmente una historia inquietante.

-Es fascinante pero es experiencia, si ocurriera en la vida real, no la querría para nadie. Si alguien empezara a vivir lo de Álex se pegaría un tiro, sería una enfermedad mental.

-Emilio Aragón, el productor ejecutivo, ha planteado una serie diferente, impensable hace unos años.

-Pulsaciones es un producto arriesgado y bienvenido. Como espectador yo mismo deseaba que se empezara a arriesgarse a sí en las series españoles, a equivocarnos, a que el espectador se remueva de verdad en el sofá. Pulsaciones no te deja cómodo.

-¿Qué pulsaciones sintió al ser designado por Aragón en un proyecto tan personal?

-Es una persona muy conciliadora, que cuida mucho a su equipo. Me sentí siempre bien acogido. Que Emilio Aragón te escoja por un lado es un susto y por el otro una alegría porque es bonito que pasen cosas así. Por un lado es una responsabilidad y por el otro una oportunidad magnífica.

-No tiene aquí un personaje cómodo, precisamente.

-Es complicado gustarse en un papel difícil. A los actores nos encanta trasmitir las emociones y hay que atreverse con personajes cambiantes, complicados. No nos podemos quedar en el mismo margen. La dificultad al menos para mí me da una confianza añadida.

-¿Al ser una temporada, con final cerrado, puede construir mejor el papel?

-Aunque el final estaba cerrado los guiones nos llegaban dosificados, no sabíamos qué iba a ocurrir al final. Los creadores lo tenían todo previsto, pero no nos decían nada. Fue un trabajo intenso.

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