Sociedad

El 64% de los médicos españoles sufren insultos y amenazas de los pacientes

  • Un 11% de los profesionales han sido víctimas de agresiones físicas en su lugar de trabajo y un 5% de ellos las han sufrido en más de una ocasión · La mayoría de los afectados no suelen denunciar el problema

Insultos, amenazas y hasta agresiones. Esto lo sufren muchos profesionales sanitarios españoles en silencio. Una práctica en auge que hace que los médicos se sientan indefensos. Hasta hace algunos años el único conocimiento sobre las actitudes agresivas en centros hospitalarios procedía de los casos extremos. El estudio Análisis de la Violencia, realizado en 2005, proporcionó los primeros resultados un año después. Ahora se trata de un "fenómeno emergente, muy preocupante, que en los últimos años ha ido aumentando. No debemos separar el colectivo sanitario del fenómeno de la agresividad total en su conjunto, que ha crecido en nuestro entorno", cuenta Jerónimo Fernández Torrente, vicesecretario del Consejo General del Colegio Oficiales de Médicos (OMC).

El 64% de los médicos españoles han sufrido amenazas, coacciones e insultos, mientras que un 11% han sido víctimas de agresiones físicas y un 5% las han sufrido en más de una ocasión. Así lo revela un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Zaragoza y publicado en el International Journal of Occupational and Environmental Health. Un 34,4% han sufrido amenazas y coacciones al menos en una ocasión y un 23,8% reiteradas veces. Asimismo, un 36,6% han recibido insultos, al menos en alguna ocasión.

Además, según muestra el estudio, en el 85% de los casos las agresiones fueron perpetradas por los pacientes, aunque este porcentaje es más bajo en los servicios de urgencias, donde un 27,3% de los agresores resultan ser los acompañantes del paciente. Asimismo, se observa que un 21% de los agresores estaban afectados por un trastorno psíquico o deterioro cognitivo y en un 5,7% se encontraban bajo los efectos de alcohol o drogas.

En cuanto a los motivos de la agresión, en un 58% de los casos estuvo relacionada con el tiempo de espera, seguido de discordancias en la concesión de la baja (15%) o en la prescripción de medicamentos (10%). Asimismo, las cifras de altercados son mayores en los grandes hospitales que en los centros pequeños, y alcanzan valores muy elevados en servicios como Urgencias y Psiquiatría. "Los datos muestran la verdadera dimensión de una violencia que está infradenunciada", explica Santiago Gascón, autor del estudio.

El informe se realizó a 1.845 participantes, con un 64,2% de mujeres y un 35,8% de hombres. La media de edad fue de 42,8 años. Asimismo, un 33,5% de los consultados eran médicos, un 47,5% profesionales de enfermería, un 7,9% personal de administración, y el resto personal técnico, directivos y celadores.

En el ámbito de la Atención Primaria (AP), España está a la cabeza, con un índice muy superior al resto de Europa, en violencia contra los sanitarios, revela Fernández Torrente. Además, según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 25% de las agresiones que se producen en el entorno laboral tienen lugar en hospitales o centros de salud.

Los datos contrastan con el hecho de que sólo ocho profesionales de este estudio denunciaran la agresión sufrida, mientras que no hubo ninguna denuncia por episodios de amenazas o insultos. No obstante, el informe advierte que los médicos "se quejan de que en la legislación de las distintas autonomías no se dedique la misma atención a los derechos del profesional que a los derechos del paciente".

Además, cuestionan que "entre las obligaciones figure que deben mostrar respeto hacia las instalaciones y objetos de los centros, pero no se dedique ni una línea a observar respeto a la dignidad de quien le atiende", añade Gascón.

"La realidad es que existe una violencia menos grave, insidiosa y continua de agresiones físicas, de comportamientos amenazantes y de agresiones verbales que no se denuncian por considerarse de menor importancia pero que pueden perjudicar la salud de los profesionales y la calidad asistencial", declara.

Teniendo en cuenta que la proporción de mujeres en el medio sanitario suele superar el 60%, no se observó relación entre las agresiones físicas y el hecho de que el agredido fuera hombre o mujer; pero sí para en la variable amenazas, con un claro predominio de víctimas de sexo masculino y de mayor grado jerárquico.

Tanto la violencia física como la violencia psicológica, muestran un idéntico impacto negativo en términos de insatisfacción laboral. El apoyo percibido es una variable protectora del efecto psíquico de las agresiones, de modo que quienes no se sienten apoyados por la administración muestran peor pronóstico tras los episodios violentos.

"No debemos permitir ningún tipo de agresión, amenaza o insulto en un ámbito donde el profesional está al servicio de un ciudadano. Las deficiencias que el paciente detecta en el sistema sanitario no se deben achacar al médico, que no tiene culpal de nada", concluye Torrente.

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