Sociedad

El Gobierno británico defiende la polémica ley sobre embriones

  • El ministro británico de Sanidad, Alan Johnson, ha defendido el proyecto de ley del Gobierno laborista sobre investigación embrionaria y fertilidad, frente a las duras críticas de la Iglesia Católica.

El proyecto legislativo, que se someterá a votación en la Cámara de los Comunes en las próximas semanas, contempla la creación de embriones híbridos, que combinan ADN de animales y seres humanos, destinados a la investigación con fines terapéuticos.

En declaraciones a varios medios, Johnson afirmó que es una "distorsión" decir, como ha hecho la jerarquía católica en este país, que la iniciativa gubernamental producirá "Frankensteins" o "monstruos híbridos". Según el ministro, el proyecto de ley puede ayudar a conseguir terapias para curar enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson.

El controvertido proyecto podría provocar un cisma en el propio Gobierno, que ha pedido a sus diputados disciplina de voto en este asuntos, una decisión que inquieta a los tres ministros católicos que forman parte del Ejecutivo: Des Browne (Defensa), Ruth Kelly (Transportes), y Paul Murphy (ministro para Gales).

De hecho, Paul Murphy podría presentar su dimisión si no se le permite votar en conciencia cuando el proyecto de ley se debata en la Cámara de los Comunes, según ha venido informando la prensa británica en las últimas semanas.

Sin embargo, Alan Johnson se declaró "convencido" de que la Cámara Baja aprobará el proyecto y de que "no habrá división en el gabinete", pues se logrará "un acomodo para quienes tengan sensibilidad con esto".

El arzobispo de Westminster, Cormac Murphy-O'Connor, primado católico de Inglaterra y Gales, pidió al primer ministro británico, Gordon Brown, que permita a los diputados laboristas votar acorde a sus conciencias. "Creo que los católicos en la política deben actuar según sus convicciones católicas, como hacen otros cristianos y otros políticos", dijo el arzobispo.

Más contundente se mostró el cardenal Keith O'Brien, primado católico en Escocia, quien calificó el proyecto legislativo de "ataque monstruoso contra los derechos humanos, la dignidad humana y la vida humana". En opinión de Keith O'Brien, la ley daría lugar a experimentos de tipo "Frankenstein".

A diferencia del Gobierno, los líderes de los partidos Conservador, David Cameron, y Liberal-demócrata (tercera fuerza política británica), Nick Clegg, han dado libertad de voto a sus parlamentarios.

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