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El peligro de no rotar a tiempo

  • Sergio Rico se erige en el mejor balón de oxígeno de un equipo cargado por el esfuerzo baldío ante la Juve

  • Sólo dos cambios hubo respecto al martes

Carlos Bacca se hace una foto con unos jóvenes aficionados en el palco del Sánchez-Pizjuán, ante Javier Arenas.

Carlos Bacca se hace una foto con unos jóvenes aficionados en el palco del Sánchez-Pizjuán, ante Javier Arenas.

A falta de oxígeno, la mano del portero. El paradón de Sergio Rico a Gayá en el minuto 94 le dio dos puntos al Sevilla, a un Sevilla demasiado anárquico, demasiado cargado por el esfuerzo de la Liga de Campeones. Jorge Sampaoli jugó con fuego y casi se quema, aunque su crédito es enorme por cómo tiene enganchada a la gran mayoría de la afición y a la gran mayoría de la plantilla. Y la pregunta es, ¿por qué no tiene subido al carro a todo el plantel? ¿Tanta distancia ve entre unos y otros?

La falta de confianza en algunos de los jugadores de una plantilla algo corta que además está, de nuevo, agujereada por las lesiones musculares, está impidiendo a Sampaoli realizar una rotación mejor repartida y más funcional. El Sevilla realizó el martes un denodado esfuerzo y sufrió ayer ante un rival que vio los partidos europeos desde el sofá de casa. Si ese rival llega con la necesidad del hambre y además tiene calidad de sobra, pues es lógico que el Sevilla sufriera tanto como lo hizo ante el Valencia.

El plan inicial de rotaciones de Sampaoli quedó en el olvido una vez que necesitó cohesionar un equipo base. Dio con un once titular y a raíz de ahí su equipo tomó una velocidad de crucero que lo ha llevado a lo alto de la clasificación liguera. Y ahí sigue instalado, si bien el equipo ya está dando síntomas de que se le está yendo la mano al entrenador a la hora de apretar las tuercas a los mismos.

Ante el Valencia, con un margen de cuatro días respecto al partido con la Juventus, jugado por diez jugadores durante casi una hora, Sampaoli apenas introdujo en el once titular dos futbolistas frescos, y uno de ellos por necesidad, por la lesión de Mariano. Sarabia y Kranevitter se unieron a los otros nueve protagonistas de la frustrante derrota en la Champions. Un traspié que además obligará a otro esfuerzo extra en Lyon dentro de dos semanas. En el ínterin, habrá un partido de Copa del Rey en Formentera en el que, ahora sí, Sampaoli tirará de los futbolistas menos usados.

El entrenador sevillista se vio obligado a tirar de los suplentes durante un partido sin orden ni concierto, con un Valencia que empujaba por su propia inanición y, también, porque tiene calidad para ello, como demostró en el golazo de Munir. Y la respuesta de los secundarios fue irregular, dispar. Una de cal y una de arena.

Por fases Kranevitter ayudó a tapar en la ida y vuelta que fue prácticamente todo el partido, pero quedó retratado en el pase de Cancelo a Munir del 1-1, y N'Zonzi mejoró cuando le quitaron a su escudero. Kiyotake salió de su ostracismo para dar un balón profundo de oro a Vitolo, que éste convirtió en gol con la mediación de Garay, y aportó verticalidad, pero también cayó en el correcalles que casi aprovecha el Valencia. Correa se perdió en carreras de esa ida y vuelta y no ayudó a templar. Ben Yedder fue más vertical que Vietto, pero le falta cogerles el compás a sus compañeros: vivió casi siempre en fuera de juego. Y sólo Sarabia tuvo un rendimiento continuado, además primero como carrilero diestro y luego como zurdo. Quizá porque es el que más juega de esos suplentes. Quizá esté ahí la clave. Si no llega a ser por Pareja y Sergio Rico....

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