Racing - sevilla · informe técnico

La cohesión del centro relanza el ataque

  • La mayor eficacia defensiva de Trochowski y Perotti da sentido a los 'castigos' de Míchel. Las limitaciones del rival ayudan.

A simple vista puede ser fácil. Mandar, imponer la superioridad técnica, llegar antes que el rival, marcar... Si fuera tan sencillo, si siempre fuese como lo hizo ayer el equipo de Míchel, no se habrían gastado tantas horas de reflexión,de análisis y de críticas para analizar las causas y las circunstancias de la irregular campaña de este Sevilla mal planificado y peor ejecutado.

El Sevilla tuvo ayer por primera vez en la temporada un partido plácido y cómodo ante un rival muy, muy limitado que se entregó a las primeras de cambio y que en el epílogo de la noche hasta permitía que los futbolistas nervionenses campasen a sus anchas por el campo. Ni los seguían en las carreras, ni mantenían las marcas.

Defensa

Pero en algún sitio tuvo que estar la clave para explicar la metamorfosis de este equipo que esta vez, a diferencia de lo que hizo en Gijón, no se asustó cuando el rival apretó. Puede que algo tuviera que ver el pequeño meneo que Míchel le dio a sus ideas iniciales. Decidió castigar a Reyes, pero el castigo que mejor efecto produjo en el funcionamiento del conjunto fue el de Rakitic, que dio paso a un equipo más cohesionado con Trochowski -también ayudado por el mejor aporte defensivo de Perotti comparado con los de Reyes o Manu-, un Sevilla que recordó en su salida en tromba al de las primeras partes de los últimos días de Marceli no.

Pero tuvo momentos bajos, dos en concreto, que no fueron a más por lo limitado del rival. Uno en la primera parte con la vida que le dio Palop al Racing con sus problemas para sacar el balón con los pies, y otra en la segunda en los minutos inmediatamente posteriores a la marcha de Medel con entradas por el centro. Después ya no hubo más.

Ataque

Reforzar la idea de conjunto en defensa, en la presión, relanza los conceptos de ataque y pronto lo sufrió el Racing. Negredo, que volvía, buscó esa movilidad que lo hace ser un nueve distinto y hacía que Navas o Manu pisaran terrenos distintos, que es de lo que se trataba, y sorprendieran. El balón, salvo una fase gris en la primera parte, salía bien de atrás y llegaba a los atacantes sin apenas oposición. Reyes, sin ser determinante, fue sumando con su profundidad y Manu recolectaba lo que sembraba el resto.

Virtudes

La confianza en una situación difícil por la mala racha y la valentía de Míchel en la elección de sentar a Reyes y, sobre todo, a Rakitic.

Talón de Aquiles

Amagó reculando en la primera mitad ante la incapacidad de salir.

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